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martes, 22 de octubre de 2013

La educación universitaria pública en España en estado de descomposición irreversible

Uno de mis primeros trabajos como sociólogo fue el de profesor de sociología en un centro universitario,  que dependía de la Universidad de Murcia. Era un centro en el que la mayoría de los alumnos eran jóvenes trabajadores que querían elevar su nivel de instrucción y tener el título de Graduado Social para poder optar a un mejor trabajo; el director era un sacerdote católico y el tutor de la asignatura un profesor murciano cercano al  Opus Dei que imponía sus textos; el salario era una miseria y no existía ningún tipo de contrato laboral (Ah, los miércoles en que había fútbol europeo se suspendían las clases, con lo que ese día no se cobraba).
Con el paso de los tiempos he sido profesor en varias universidades, he tenido contratos de diverso tipo, he pasado por varias agencias de evaluación, y he sufrido y padecido las miserias de la institución universitaria, tales como excesiva burocracia, bajos presupuestos para investigación,  apropiación de tu trabajo por parte de los catedráticos, directrices autoritarias, amenazas de despido…, pero sobre todo la impresión de estar en una organización autoritaria, machista, vejatoria, discriminatoria, endogámica y clasista.
La universidad española necesitaba una reforma en profundidad, tal vez habría que haberla destruido y hacer una nueva. Algunos creíamos que esta situación insostenible por muchos lados, no era posible superarla, sin embargo con los anuncios de una nueva ley universitaria vemos que esto si es posible, que el estado en descomposición en el que se hallaba es posible que se deteriore aún más. Con las reformas que se están llevando a cabo se está expulsando de las aulas a los hijos de la clase trabajadora (en un futuro próximo se incrementará más debido al incremento de las tasas de matriculación), el salario de los profesores cada año es menor, las agencias de evaluación son excesivamente rigurosas en la acreditación del profesorado, no hay fondos de investigación, la democracia interna es casi imperceptible, se está expulsando a profesores con muchos años de preparación… en definitiva el proceso actual de reforma de la legislación universitaria nos conduce a una descomposición irreversible si no se actúa inmediatamente por todo el colectivo universitario.
¡Por una universidad democrática y de calidad, con fondos económicos suficientes!

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