¡Cuidado entras en un blog peligroso!

Este es un lugar donde me expreso libremente y comparto con todo el que quiera mis inquietudes.



domingo, 15 de mayo de 2022

Jóvenes unidos por la pasión de la creación literaria: Jane Austen, Stephen Crane y Miguel Hernández.

 







Sin buscarlo, por mero azar, han caído en mis manos, en los últimos tres meses, tres ensayos biográficos sobre jóvenes escritores. Jóvenes porque murieron a una edad temprana, pero que vivieron hace ya unos cuantos años e incluso con diferencias de muchos años entre ellos: Jane Austen (1775-1817) a finales del siglo XVIII y principios del XIX, Stephen Crane (1871-1900) durante el último tercio del siglo XIX, y Miguel Hernández (1910-1942) a principios del siglo XX. Biografías que son mucho más que un relato sobre su vida, sino un estudio crítico literario sobre la obra de esos escritores. De Austen se encarga Espido Freire, Paul Auster de Stephen Crane y José Luis Ferris de Miguel Hernández.

Jóvenes escritores que vivieron en épocas y sociedades muy diferentes, procedentes de familias distintas, con experiencias vitales dispares pero muy vívidas. Les une a todos ellos su pasión, desde época muy precoz, por escribir sobre su entorno familiar y social. Espido Freire, Paul Auster y José Luis Ferris analizan la obra de cada uno de ellos de una forma profunda, rigurosa, crítica, cálida y sensible.

Los autores de estas tres biografías-ensayo nos sitúan a esos jóvenes en su época histórica de una manera magistral, pormenorizando en algunos casos momentos claves, como fueron la Revolución francesa, la Revolución estadounidense o la Guerra civil española; haciéndonos ver la influencia que tuvieron esos hechos en su vida y en su obra literaria. Sociedades que estaban en un profundo cambio, con conflictos continuos, que afectaban a todos los ámbitos sociales, familiares o económicos. Austen, Crane y Hernández fueron personas muy activas, implicándose personalmente, cada uno a su manera o posibilidades, en las nuevas sociedades que se estaban configurando. Esa implicación personal variaba: desde Austen enfrentándose a las normas sociales de su época en lo referente al papel de las mujeres; Crane involucrándose como periodista en varios conflictos bélicos internacionales, cuestionando las guerras; o, Hernández comprometiéndose con la revolución social en su país. Sus obras reflejan desde múltiples perspectivas esos hechos, pero lo hacen de una manera creativa, literaria y activa, tan activa que ello influye en sus modos de vida, en sus experiencias vitales del día a día, conformando no solo sus formas de vivir, sino su manera de expresarse, que en los tres casos es original e innovadora.

Les une también la pobreza económica, indigencia en algunos momentos, en la que tuvieron que vivir e incluso enfrentarse a la enfermedad y a la muerte; lo que no fue un impedimento  para que dejaran de escribir en ningún momento, llegándoles la muerte en una situación miserable, tanto económica como literariamente. Fueron años después de su fallecimiento cuando se recuperaron sus escritos y se les consideró como autores que habían realizado aportaciones cruciales a las letras de sus países y a la literatura universal. Freire, Austen y Ferris han puesto su buen hacer para que nos acerquemos a ellos, pudiendo de esa forma disfrutar de la buena literatura y el papel que desempeña esta en el pensamiento personal y social.   

lunes, 11 de abril de 2022

Instrumentos para un mundo mejor: democracia deliberativa, arte y activismo

 



A finales del siglo XX los nuevos movimientos sociales (feminismo, ecologismo, pacifismo, LGTBI) iban conformando a las jóvenes generaciones y pintaban cielos multicolores, la utopía podía alcanzarse o, por lo menos, tantearse, un mundo mejor era posible. Al mismo tiempo, la globalización y el neocapitalismo aprovechaban las tecnologías informáticas junto con el descontento o la desafección política, con las miradas puestas en los intereses consumistas e individualistas de una gran parte de la ciudadanía occidental, para montar unos escenarios ajustados a engordar las arcas de los más poderosos. En ese entorno surgen individuos y diversos grupos, unas veces organizados, otras no, que se oponen a ese modelo de vida (Claremont Road; Reclaim the Street), y demandan más libertad de expresión y libertad de prensa, ya que cada vez más los medios de comunicación estaban más controlados y muchos ciudadanos veían recortadas sus libertades, así como el no sentirse representados por los partidos políticos; entre esos movimientos destacaron: Anonymus, Wikileaks y Hacktivistas. Hubo movimientos antiglobalización que se enfrentaron a los grupos económicos y políticos mundiales, también surgieron las primaveras árabes en Túnez y Egipto, el movimiento 15M, en España, Occupy Wall Street, en USA y otros más en todo el orbe mundial.

Sobre ello hay muchísimos documentos y análisis, acabo de finalizar dos de ellos: El kit de la lucha en Internet, de Margarita Padilla (2012), y Utopías artísticas de revuelta, de Julia Ramírez Blanco (2014). El primero de ellos se centra en analizar Anonymus, Wikileaks y Hacktivistas; el segundo, lo hace sobre Claremont Road, Reclaim The Street y la Ciudad del Sol. Ambos análisis nos retrotraen a esos años de lucha e ilusión en los que se soñaba que era posible poner las bases mínimas para que la ciudadanía pudiera intervenir en un nuevo orden mundial, con una participación más directa y deliberativa, donde los asuntos públicos eran cuestión de todos y que los avances en los derechos humanos que se habían logrado, sobre todo en el siglo XX, no solo no desaparecían o se cuestionaban, sino que se podía avanzar aún más en la consecución de la libertad y de la igualdad de todas las personas.

Sin embargo, hemos visto cómo en los últimos diez años hemos pasado de esa utopía a la más cruda realidad de: un capitalismo salvaje, unos medios de comunicación manipulados y manipuladores, políticos corruptos e ineptos, aumento de los conflictos bélicos con enormes crímenes contra la humanidad, incremento de la desigualdad social y económica, más desprecio al “otro”, donde las ideologías de ultraderecha avanzan. Lo que supone una época de incertidumbre e intolerancia, y un gran fracaso moral de la humanidad. Una vez más nos han quitado el sueño, nos han despertado a una dura realidad.

Lo dos textos citados más arriba nos ayudan a entender qué pasó en aquellos años y nos dan alguna clave para poder comprender los momentos actuales.


martes, 8 de marzo de 2022

Emociones e instintos determinan la humanidad: Fernando Trías de Bes

 


Tras la lectura del texto de Trías me ha parecido interesante compartir estos dos párrafos, en el que trata de explicar qué conductas humanas están detrás del fracaso del comunismo:

“Demostrémoslo con siete conductas humanas. Uno, los flujos económicos no pueden planificarse porque están sujetos al caos determinístico de las decisiones individuales. Dos, las personas respondemos de lo que es nuestro, mucho más de lo que no lo es. Tres, la compasión específica, con seres queridos o cercanos, es un rasgo humano, pero la compasión universal es un concepto teórico que apenas se traduce en acción. Cuatro, la ausencia de incentivos conduce al desinterés. Cinco, la centralización de las decisiones conduce a errores porque los individuos son los que están en mejor disposición de administrar recursos. Seis, la ausencia de ilusiones y libertades desemboca en la embriaguez, la drogadicción o la muerte prematura. Y siete, la justicia social sin libertades es, sencillamente, una fuente de injusticia social y dolor”. (pág. 237)

“El consumo se ha acercado mucho a la religión porque en el acto de consumir nos enfrentamos a miedos y deseos, a sensaciones, anhelos y sentimientos de toda índole que estamos conminados a resolver. Nos engañamos y pensamos que surgen de nuestro interior, pero lo cierto es que surgen de la propia sociedad. En el acto de consumir resolvemos afectos. Afectos a nosotros mismos, a quienes nos rodean. Hay sensaciones, ilusiones, logros, proyecciones de nosotros mismos, nuestros sueños y frustraciones”. (pág. 249)

Textos que nos sirven para reflexionar, y más en estos momentos de guerra e incertidumbre económica y social. El miedo nos atenaza, pero también sirve para buscar nuevos caminos de libertad y seguridad.


jueves, 27 de enero de 2022

Revolución, cambio, destrucción y belleza: Alaa Al Aswani y Rob Loren

 



La última novela de Alaa Al Aswani: La república era esto, es una reflexión sobre la revolución egipcia que tuvo lugar en el año 2011, en el contexto de las primaveras árabes. Me ha recordado al gran escritor egipcio Naguib Mahfuz por sus análisis descriptivos de la sociedad egipcia, pero en la época actual, con unos actores sociales que siguen manteniendo en gran parte su tradición, pero a la vez se encuentran en un proceso de cambios, que son imparables y están forjando una nueva sociedad.

No me extraña que esta novela esté prohibida en Egipto, su análisis, aunque ficticio, está basado en los hechos ocurridos en aquellas semanas de 2011, mostrándonos la sociedad poliédrica existente, donde las instituciones poderosas -el ejército y los ricos- siguen teniendo el poder para hacer lo que a ellos les interese en cada momento, aunque sea a base de torturas y muertes; y, donde los ciudadanos, el pueblo, es diverso, complejo, con interés diferentes e incluso contrapuestos, pero casi siempre manipulado por los hilos de los poderosos. Tradición y cambio van de la mano; tradición que se utiliza según convenga y cambios que no son aceptados por una gran mayoría, pues se sienten mucho más cómodos en una sociedad tradicional, aunque sea miserable y explotadora.

Los cambios sociales y culturales suelen ser lentos, y cuando la tradición los impide constantemente dando lugar a sociedades estáticas, solo entonces es cuando se producen conatos de revolución o revoluciones propiamente dichas, que generalmente llevan consigo destrucción y muerte. Estamos viviendo tiempos convulsos, donde lo que llamamos, desde Occidente, el Oriente Medio, está en llamas desde hace varios años, con visos de continuar con confrontaciones masivas, de las que solo salen beneficiados unos pocos, que son los mismos que ostentan el poder.

En la novela de Al Aswani podemos encontrar esos enfrentamientos personales, colectivos o institucionales, llevándonos al final a la dicotomía de: seguir luchando pese a todo, o dejar de luchar pues es imposible el cambio. Ambivalencia que en el mundo occidental también está presente, pero tenemos la suerte de poder disfrutar de democracias no completas, pero que respetan, en gran parte, los derechos humanos.



Al terminar de leer esta novela me ha llegado el libro de fotografía de Rob Loren, asturiano al que sigo en las redes, pues sus fotos, generalmente, en blanco y negro son excelentes, diferentes, trasmiten realidad y emociones variadas. Al ver esta obra (Asturias Vaciada; Rob Loren, 2021/2022) me ha seducido una vez más su capacidad de ver esa parte de Asturias a la que no estamos acostumbrados a ver, pero que ahí está, y Rob nos la enseña de una manera tan real y cruda, que nos entristece, pero que a la vez nos enseña su belleza.

He unido estas dos referencias (Egipto y Asturias), ya que tras la lectura de la novela me he imaginado a esos ciudadanos egipcios que murieron, se quedaron postrados de por vida, se marcharon de ese país o se quedaron para seguir luchando (aunque heridos internamente), con una destrucción física y psíquica, que les ha vaciado gran parte de sus vidas y de sus mentes.