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lunes, 11 de abril de 2022

Instrumentos para un mundo mejor: democracia deliberativa, arte y activismo

 



A finales del siglo XX los nuevos movimientos sociales (feminismo, ecologismo, pacifismo, LGTBI) iban conformando a las jóvenes generaciones y pintaban cielos multicolores, la utopía podía alcanzarse o, por lo menos, tantearse, un mundo mejor era posible. Al mismo tiempo, la globalización y el neocapitalismo aprovechaban las tecnologías informáticas junto con el descontento o la desafección política, con las miradas puestas en los intereses consumistas e individualistas de una gran parte de la ciudadanía occidental, para montar unos escenarios ajustados a engordar las arcas de los más poderosos. En ese entorno surgen individuos y diversos grupos, unas veces organizados, otras no, que se oponen a ese modelo de vida (Claremont Road; Reclaim the Street), y demandan más libertad de expresión y libertad de prensa, ya que cada vez más los medios de comunicación estaban más controlados y muchos ciudadanos veían recortadas sus libertades, así como el no sentirse representados por los partidos políticos; entre esos movimientos destacaron: Anonymus, Wikileaks y Hacktivistas. Hubo movimientos antiglobalización que se enfrentaron a los grupos económicos y políticos mundiales, también surgieron las primaveras árabes en Túnez y Egipto, el movimiento 15M, en España, Occupy Wall Street, en USA y otros más en todo el orbe mundial.

Sobre ello hay muchísimos documentos y análisis, acabo de finalizar dos de ellos: El kit de la lucha en Internet, de Margarita Padilla (2012), y Utopías artísticas de revuelta, de Julia Ramírez Blanco (2014). El primero de ellos se centra en analizar Anonymus, Wikileaks y Hacktivistas; el segundo, lo hace sobre Claremont Road, Reclaim The Street y la Ciudad del Sol. Ambos análisis nos retrotraen a esos años de lucha e ilusión en los que se soñaba que era posible poner las bases mínimas para que la ciudadanía pudiera intervenir en un nuevo orden mundial, con una participación más directa y deliberativa, donde los asuntos públicos eran cuestión de todos y que los avances en los derechos humanos que se habían logrado, sobre todo en el siglo XX, no solo no desaparecían o se cuestionaban, sino que se podía avanzar aún más en la consecución de la libertad y de la igualdad de todas las personas.

Sin embargo, hemos visto cómo en los últimos diez años hemos pasado de esa utopía a la más cruda realidad de: un capitalismo salvaje, unos medios de comunicación manipulados y manipuladores, políticos corruptos e ineptos, aumento de los conflictos bélicos con enormes crímenes contra la humanidad, incremento de la desigualdad social y económica, más desprecio al “otro”, donde las ideologías de ultraderecha avanzan. Lo que supone una época de incertidumbre e intolerancia, y un gran fracaso moral de la humanidad. Una vez más nos han quitado el sueño, nos han despertado a una dura realidad.

Lo dos textos citados más arriba nos ayudan a entender qué pasó en aquellos años y nos dan alguna clave para poder comprender los momentos actuales.