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miércoles, 18 de marzo de 2020

Alma de Clochard: Antonio Illán Illán

Aquí os dejo una poesía de Antonio Illán Illán creada en estos días de confinamiento.



De botellón en París, en el Sena
 
 
ALMA DE CLOCHARD
Un no sé qué de clochard místico o perdido
por una ciudad de luz o de silencio
siento, mientras, a veces, deambulo
por el absurdo del hombre, por mi absurdo,
o por la paradoja de un mundo
en el que la conciencia se encenaga.
Bufo o serio, ser o nada.
Dibujo rostros extremadamente
nebulosos y pienso que la realidad,
mi realidad, es literatura,
es decir, invención. Lo real no existe.
La angustia es sueño y el sudor
en la sombra solo es una respuesta
del cuerpo a la orden mal dada.
Me quedo con el saxo de Charlie Parker
en París, con el paseo de la Maga,
con el aire que se quiebra en las esquinas
de ciudades construidas con materiales celestes
en siglos remotos, con la luz del verano
que se prende en los ojos, con mi mano
entre tus muslos para sentir
la verdad de la existencia, la luz
que alumbra el rostro, tu ser
de dulce beso en mi horizonte, no en mi frente.
ANTONIO ILLÁN

(Dedicado a José María Bleda y Marta Aguilar)

martes, 10 de marzo de 2020

De la democracia a la dictadura en el mundo actual: Ece Temelkuran


La escritora y columnista política turca, Ece Temelkuran, en su ensayo (2019): Cómo perder un país. Los siete pasos de la democracia a la dictadura, lleva a cabo un análisis profundo y riguroso sobre la evolución política de su país, poniendo sobre la mesa la degradación de la democracia hasta casi su desaparición y control absoluto por parte de su presidente, Erdogan. Comparando a la vez esta situación con lo que está sucediendo en otros países, tales como Estados Unidos, Reino Unido, Hungría, Brasil, etcétera. Establece siete pasos para derivar de una democracia a una dictadura: crear un movimiento; romper la lógica y atentar contra el lenguaje democrático; valorar la posverdad; desmantelar los mecanismos judiciales y políticos; crear un nuevo ciudadano; banalizar el horror; y, construir un nuevo país.
Observa cómo se están construyendo nuevos movimientos donde se ensalza el nosotros y la tolerancia, pero sin embargo lo que hay detrás es un individualismo atroz, y la tolerancia solo es para ellos, no para los otros. Todo ello con un discurso vago, superficial, en el que el líder controla todo y puede hacer lo que quiera en cualquier momento, ya que además el movimiento carece de ideología y se hace transversal.
Este proceso de manipulación de las masas viene de lejos, se inició cuando las políticas tathcherianas y ahora es cuando está cuajando en múltiples países: “El infantil lenguaje político del presente, que parece estar causando una gran regresión en todo el espectro político –desde la derecha hasta la izquierda-, no es en realidad una reacción contra el sistema, sino más bien un factor paralelo a las fracturas ideológicas que surgieron en el este en la década de 1980. La única diferencia significativa entre los precursores y sus sucesores… es que hoy la voz de la infantil política populista se ve amplificada a través de las redes sociales, multiplicando así más que nunca los cuentos de hadas y permitiendo que los ignorantes se reclamen iguales a las personas bien informadas.” [p. 65] A lo que añade, el rechazo a la idea de que los medios de comunicación son muy importantes para el desarrollo y consolidación de la democracia, con la finalidad de que el líder sea el que ejerza el contacto directo con el pueblo real.
Ese discurso infantil, superficial, se ha visto complementado con el mundo de la posverdad, con el invento y construcción de sus verdades, fundamentadas, muchas de ellas, en mentiras y manipulaciones. Todo ello para confundir el debate político y poner el acento en cuestiones de distracción para la sociedad.
Otro elemento degenerativo de la democracia es el desmantelamiento de los mecanismos judiciales y políticos; poco a poco los líderes van interviniendo en un control de ciertos aparatos del Estado para así controlarlos, considerarlos como no necesarios y aumentar su poder autoritario:  “El punto de inflexión crucial en el largo proceso de desmantelamiento del aparato del Estado y los mecanismos legales no es la implantación de cuadros formados por obedientes y leales miembros del partido o de la propia familia, como mucha gente tiende a pensar. La vuelta de tuerca que permite a los líderes jugar a voluntad con este aparato se inicia cuando esos empiezan a socavarlo para crear la sensación de que es superfluo. En un abrir y cerrar de ojos se filtran al debate público toda una serie de preguntas que tienen el potencial de alterar las reglas del juego: “¿De verdad necesitamos esas instituciones?”; “¿De verdad necesitamos seis puestos de alto nivel en el Departamento de Estado?”; “Acaso no llevan vacantes más de un año y las cosas han seguido funcionando sin ellos?” [p. 149]
Cuestiona el papel de los antisistema y de los abstencionistas electorales, su posición cómoda, que hace que estos nuevos movimientos se amplíen y consoliden; también la de los que hacen la “revolución” desde el sofá a golpe de click en el ordenador, así como de los que se ríen ante el horror, la banalización del horror.
Para finalizar este análisis político de la situación actual en su país y en otros del entorno occidental, considera que hay que intervenir activamente en la política, individual y colectivamente, y que solo sí ello se hace es la única manera de revertir este proceso degenerativo de la democracia: “Como nos ocurrió a nosotros en Turquía, hoy en día muchas personas en diversos países han intentado sobrevivir manteniéndose al margen de la batalla. Observan la desagradable contienda sin entender que ellos son presuntos gladiadores. Nuestra ansia de comprender el deseo de la gente “de ser esclava” nos ha dejado enganchados a nuestros teléfonos móviles y pantallas de ordenador en busca de respuestas, y ese proceso se ha hecho a la vez tan largo y satisfactorio que hemos terminado percibiendo que las cosas no nos estaban sucediendo realmente… Si no somos políticamente activos o reactivos, el acto de comprensión se convierte tan solo en expresión e intercambio de respuestas emocionales.” [p. 262]
Me ha parecido un libro excelente, que no solo deberíamos leer cómodamente en nuestros sillones, sino debatir privada y públicamente; lo que sería muy sano para la democracia. El “coronavirus” de la dictadura se está convirtiendo en pandemia.