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jueves, 25 de mayo de 2017

Concienciación y sensibilización medioambiental en las instituciones sanitarias españolas: Aguilar y Bleda

En el mes de noviembre del pasado año (2016) presenté, junto a la socióloga Marta Aguilar Gil, profesora de la Universidad de Sevilla, una ponencia al VIII Congreso Andaluz de Sociología, en Almería, cuyo título era: Concienciación y sensibilización medioambiental en las instituciones sanitarias.
 
Resumen: En los inicios del S. XXI se ha producido un cambio sustancial en la concienciación y sensibilización medioambiental en las sociedades occidentales, lo que ha motivado la elaboración de medidas legislativas para su aplicación en las instituciones u organizaciones sociales. Como consecuencia de ello, hemos realizado una investigación con la finalidad de conocer en qué forma han influido esas normas, y en concreto qué habían hecho los mejores hospitales públicos españoles respecto a programas dirigidos a sus profesionales y usuarios de esos centros.
 
Acaban de publicarse las Actas del Congreso, si estás interesado en el tema puedes acceder en la siguiente dirección electrónica: http://www.sociologiaandaluza.com/?page_id=72la ponencia se encuentra en las páginas 364-379.

lunes, 22 de mayo de 2017

 

Praxis Sociológica

 

ANUNCIO PRÓXIMO NÚMERO


El próximo número monográfico de Praxis Sociológica (23/2018) va a tratar sobre Participación Social y Gobernanza Democrática. Desde ya y hasta el 31 de octubre de 2017 está abierto el plazo para que toda persona interesada en participar con algún artículo lo pueda hacer a través de los cauces previstos en las Normas de Publicación, en la siguiente dirección electrónica: www.praxissociologica.es
 
 

miércoles, 17 de mayo de 2017

Verdad y mentira en la política: Hannah Arendt

En los últimos tiempos estamos viviendo una mayor visibilidad de la verdad y la mentira en la política nacional: asuntos como la corrupción en el PP, las primarias en el PSOE, la herencia de los Pujol, la lucha interna en Podemos…, o en la política internacional: Trump considera que los medios de comunicación son mentirosos, la situación política de Venezuela, los aliados y/o enemigos en el conflicto sirio, etcétera. Todo esto me ha servido para querer profundizar un poco más en la cuestión sobre la verdad y la mentira, y con ese objetivo he leído el ensayo (en realidad son dos ensayos, uno editado por primera vez 1967 y el otro en 1971) de Hannah Arendt, publicado este año por Página indómita: Verdad y mentira en la política.
 
Lo primero que más llama la atención es que la mentira y la falsedad han sido siempre herramientas legítimas para aquellos que quieren alcanzar el poder, es decir, que se parte de la premisa de que la mentira en política es lo normal. Pues empezamos bien. Aunque la verdad, no me extraña, pues desde bien jovencito he estado comprometido políticamente, de manera activa y pasiva –depende la época- y he visto como los más mentirosos, los más embusteros, eran los que ascendían en la escala jerárquica de las organizaciones políticas, sindicales y sociales, siempre con honrosas excepciones.
 
Si es cierto lo dicho anteriormente, ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo podemos mejorar la vida política? Para contestar a esto Arendt opina lo siguiente: “El pensamiento político es representativo; me formo una opinión tras considerar determinado asunto desde diversos puntos de vista, recordando los criterios de quienes están ausentes; es decir, los represento. Este proceso de representación no implica adoptar ciegamente los verdaderos puntos de vista de aquellos que mantienen otra posición y que, por lo tanto, contemplan el mundo desde una perspectiva diferente; no se trata de empatía, de intentar ser otra persona o sentir como ella, ni de contar cabezas y unirse a la mayoría, sino el objetivo es que yo, conservando mi propia identidad, sea y piense como en realidad ni soy ni pienso”. (pág. 40)
 
Es decir, para evitar la mentira y la falsedad hemos de avanzar en la democracia deliberativa donde hay que dar voz (y voto) a todos los actores sociales implicados en la vida política. Pero para ello se ha de formar a todos ellos, con el fin de que la manipulación sea lo menor posible, y debe existir una total transparencia de los asuntos políticos.
 
Otro aspecto que me ha llamado mucho la atención del texto es el papel que considera que deben tener las instituciones judiciales y la universidad: “Hemos dejado fuera ciertas instituciones públicas, instauradas y sostenidas por los poderes establecidos, en las que, contrariamente a todas las normas políticas, la verdad y la veracidad siempre han constituido el criterio más elevado del discurso y del empeño. Entre ellas encontramos sobre todo a las instituciones judiciales, que, como rama del gobierno o como administración directa de justicia, están cuidadosamente protegidas frente al poder social y político, y encontramos también todas las instituciones de enseñanza superior, a las que el Estado confía la educación de sus futuros ciudadanos”. (pág.74).
 
Miedo me ha dado el pensar dejar en manos de estas instituciones la vida política de mi país, sobre todo en estos momentos, y por supuesto salvando algunas honrosas excepciones.  No obstante, hay que reconocer como dice Hannah Arendt: “Muchas verdades incómodas han salido de las universidades y muchos juicios inoportunos salen una y otra vez de los tribunales; y estas instituciones, como otros refugios de la verdad, han permanecido expuestas a todos los peligros derivados del poder social y político”. (pág. 75)
 
Hay muchos más aspectos analizados por esta gran filósofa: la verdad factual, la verdad racional, los hechos, las opiniones, las interpretaciones, los medios de comunicación de masas, la mentira, los embusteros o el autoengaño. Cuestiones estas que las debatiré seguramente con mis alumnos y mis amigos.