Acabo de finalizar una revisión
de un capítulo de un libro que se va a editar en Portugal, y entre otras cosas
he releído el marco teórico en el que se fundamenta, que versa fundamentalmente
sobre la democracia deliberativa en el sector sanitario. Esa relectura me ha hecho pensar sobre la situación social de ahora. En estos momentos de
crisis que estamos atravesando el mundo occidental, crisis de todo tipo, una de
las cosas que más se están poniendo en cuestión es si la democracia nos
resuelve nuestros problemas y nos ayuda a vivir mejor, o bien los
representantes políticos de los ciudadanos (democracia indirecta o representativa)
ya no nos representan como se oye cada día más en la calle, y sólo velan por
sus intereses partidistas o particulares.
Tal como nos planteaban ya hace
varios siglos Platón y Aristóteles la democracia es necesaria para la
convivencia entre los individuos, y ellos han de disfrutar de igualdad política
y ser libres para que puedan gobernar y ser gobernados. Esta concepción ha ido
evolucionando a lo largo de los siglos, pero sobre todo a partir de las
revoluciones sociales y políticas del S XVIII en adelante. Avanzando en ello Bobbio
apunta la necesidad de democratizar todos los ámbitos de la vida cotidiana, a
todo lugar donde puede ser aplicable y no sólo al voto político. Por su parte, Habermas
propone como principio de legitimidad de
toda norma social, el ser sometida a libre aceptación de la discusión pública,
y defiende una democracia participativa “enfrentada a toda dominación”, donde
la voluntad sea racionalidad y los intereses particulares o grupales se
conviertan en generales; donde la titularidad del poder resida en la totalidad
de los ciudadanos y la toma de decisiones responda a la voluntad general. A
todo ello Held añade que el principio justificativo de la democracia
deliberativa es el consentimiento libre y razonado de los ciudadanos y la
búsqueda conjunta para la solución de los problemas que afectan a la comunidad.
Ante esto yo me cuestiono: si a
nivel teórico está tan claro lo que tenemos que hacer para seguir avanzando en el
desarrollo de la democracia, ¿por qué no se hace?, ¿por qué se ponen tantos
obstáculos?, ¿por qué unos pocos imponen sus intereses personales o
partidistas?, ¿por qué la mayoría se queda en casa?... La historia de la
humanidad nos demuestra que el ser humano a veces avanza, a veces retrocede, a
veces se para… pero ha sido imparable en su lucha para alcanzar unos derechos
humanos, que aunque algunos los conculcan diariamente, no pueden evitar el
avance social y la igualdad entre los seres humanos. Estamos ante una etapa de
incertidumbre, pero segurísimo que saldremos de ésta y muchísimo mas
reforzados.
Como deseo para el año 2013 os animo a que salgamos a la calle a luchar por nuestros derechos en todos los ámbitos sociales y denunciemos todas las acciones autoritarias y antidemocráticas.