¡Cuidado entras en un blog peligroso!

Este es un lugar donde me expreso libremente y comparto con todo el que quiera mis inquietudes.



viernes, 25 de mayo de 2018

Un mundo de utopías y realidades: Joaquín Estefanía


Una de las características básicas de las sociedades humanas es el cambio permanente, la evolución, unas veces hacia adelante, otras hacia atrás, nunca ha estado estable, aunque así lo pareciese, pues debajo de la punta del iceberg hay movimiento. Las utopías y las realidades han ido de la mano, la mayoría de los individuos han creído siempre en un mundo mejor, dedicando parte de su vida en construirlo; sin embargo, la distancia de ese mundo ideal con las realidades sociales ha sido, desgraciadamente, muchas de las veces demasiada amplia.  
Los sueños, sueños son, pero las utopías no son sueños, son ideales que pueden ser posibles. Pues bien en los últimos 50 años las sociedades occidentales han contado con varias revoluciones para construir sus mundos ideales. En el lado izquierdo nos encontramos fundamentalmente con: Mayo del 68, el movimiento antiglobalización y los movimientos de ocupación de las calles (15-M, OWS). En el lado derecho están las revoluciones conservadoras de: Reagan, Thatcher, Bush (I, II) y Trump. Los primeros, pensando en la comunidad, en los ciudadanos, en la sociedad; los segundos, en el individuo y sus intereses personales o de las élites económicas.
Estas revoluciones han sido analizadas de una manera rigurosa y profunda por Joaquín Estefanía, en su libro: Revoluciones. Cincuenta años de rebeldía (1968-2018), publicado hace unos meses. Describe la evolución de Occidente desde la 2ª Guerra Mundial, con el pacto social para construir el Estado del Bienestar, pasando por las diversas revoluciones sociales y económicas, hasta llegar a la época actual donde, según unos hace falta un gran cambio social donde se ponga el acento en lo social, y según otros no hay otra alternativa que la individuación (Thatcher: “No hay alternativa. La sociedad no existe, solo existen los individuos. Solo son pobres los que quieren serlo”). Unos, piden más Estado del Bienestar, otros, mayores recortes sociales y más libertad económica.
En ese péndulo histórico y revolucionario nos encontramos constantemente, cuando parece que la balanza se inclina para uno de los lados, hay algo que la hace balancearse para el otro. Estefanía finaliza su texto concluyendo que: “Actualmente asistimos a una Revolución conservadora y populismos de extrema derecha, que amenazan con llevarse por delante muchas de las conquistas civilizatorias de este tiempo”. (p. 317)… “Hay que volver a reivindicar el valor del contrato social democrático (los derechos que proporcionan las libertades y el Estado del Bienestar), adaptado a unas sociedades que son menos homogéneas y mucho más complejas que las de los años sesenta del siglo pasado”. (p. 323)
Aun estando de acuerdo con él, en estos momentos soy muy pesimista sobre el futuro de la sociedad occidental y del planeta, tengo la sensación de que los tiempos que vienen van a estar dominados por fuerzas muy extremistas que solo piensan en tener más y más poder, para acumular más riquezas y decidir entre unos pocos la vida de la gran mayoría de la población. Nos dejan soñar, pero la realidad es la que es.

miércoles, 16 de mayo de 2018

La acción política puede ser muy frustrante: Almudena Grandes


Las buenas personas que se comprometen en la acción política tienen mucho que perder y poco que ganar, sobre todo si se desenvuelven en la alta política, la que toma decisiones de amplia repercusión internacional. Esta sería una de las reflexiones a las que me ha llevado la novela de Almudena Grandes: Los pacientes del doctor García.
Un texto que se encuadra en sus “Episodios de una guerra interminable”. En esta ocasión nos habla de cómo los españoles que perdieron la guerra fueron olvidados, ya lo habían sido durante el conflicto, por los países occidentales y por las instituciones internacionales. No sólo no se les ayudó y se les ninguneó, sino que se protegió al dictador, favoreciendo a su vez la ocultación de criminales de guerra.
La mezcla de ficción e historia me seduce, me interesa cómo se confunden las líneas, donde muchas veces nos sabes cuál es la realidad, vamos, como la misma realidad en la que vivimos, siempre andamos un poco confusos, mucho más en la época de la posverdad que estamos viviendo en estos momentos.
Almudena Grandes es una persona muy apreciada por mí por varias cuestiones, sobresaliendo su interés permanente en que no olvidemos nuestra historia más reciente, su papel social aquí es fundamental. No podemos, no debemos, olvidar a las mujeres y hombres que lucharon, dieron su vida por los ideales de la libertad y la igualdad, para un mundo en paz. Ese homenaje continuo que hace la escritora es necesario para poder seguir avanzando y creyendo en esos ideales. Desde aquí mi más profundo cariño y afecto.