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martes, 3 de enero de 2012

De cine, autoridades académicas universitarias, catedráticos y violencia simbólica


Anoche veía la película Balada triste de trompeta, de Alex de la Iglesia, en la que intenta transmitirnos una sociedad muy violenta buscando sus raíces patológicas en la Guerra Civil española y en el franquismo; utiliza el estereotipo de los payasos de circo que hacen reír y divertirse a los niños, convirtiéndolos en los seres más destructivos de la sociedad y de sí mismos. Llegando a la conclusión final de que son las estructuras sociales franquistas quienes han determinado la sociedad española de mediados del siglo pasado. La violencia física que emana de los principales personajes está también sustentada en una violencia simbólica, que siendo suave, a veces invisible, impregna todas las estructuras sociales y todos los poros de los individuos, sobre todo la dominación masculina sobre la femenina.
Si hacemos un pequeño análisis de la sociedad española actual podemos ver cómo las estructuras sociales, económicas, políticas… siguen manteniendo esos mismos comportamientos de los que nos habla Alex de la Iglesia, donde los dominadores (generalmente masculinos), los que ostentan el poder, continúan sometiendo a los más débiles, sobre todo a las mujeres.
Si focalizamos ese análisis en el mundo universitario, se ve todavía con más claridad. El poder que tienen las autoridades académicas y los catedráticos, por mucho que hablen de autonomía y democracia interna, deja mucho que desear. Si se hiciera una auditoría del funcionamiento de las universidades, del cumplimiento de la normativa legal por parte de las autoridades académicas en general, y de los catedráticos en especial, veríamos qué estructuras tan antidemocráticas, injustas e ilegales son. Estos dos grupos sociales, las autoridades académicas y los catedráticos, son los que ostentan el poder, los que someten a otros grupos o colectivos, entre los que destaco principalmente a las organizaciones sindicales y a los profesores. Estos últimos (los dominados), tal como diría Bourdieu, son consecuencia de la dominación simbólica, y perciben, aprecian y actúan siguiendo el dictado de los primeros (los dominadores), unas veces conscientemente, otras de manera inconsciente, reproduciendo así conjuntamente las estructuras violentas.
Por ejemplo, si algún profesor universitario tiene algún problema académico, no está en el grupo de los dominadores, y sobre todo es mujer, le auguro un mal final, pues los dominadores pondrán todos los recursos  que tengan disponibles (por cierto, que no son de ellos) para demostrar su autoridad, primero de una manera sutil, casi invisible; luego, si no se doblegan  el insumiso o insumisa, descargarán toda su violencia (amenazas de no continuidad, presión a través de los compañeros, gabinetes jurídicos de la universidad, injurias, libelos…). De los dominados (profesores, representantes sindicales) tampoco podemos esperar mucho más, pues tienen otros intereses, siempre hay todo tipo de excusas para no estar al lado de la persona más débil y que ha tenido la osadía de enfrentarse al poder, ésta padecerá en su más honda intimidad las consecuencias de la violencia simbólica y, en su caso, de la violencia de género (que en la universidad se encuentra en muchos niveles)
Recomiendo ver la película, a reflexionar sobre ella y a que busquéis en vuestro entorno esa reproducción de estructuras violentas de las que formamos parte y reconstruimos. También os sugiero la lectura del libro La dominación masculina, de Pierre Bourdieu.

7 comentarios:

  1. Muchos artículos se han publicado sobre la situación de la universidad española, concretamente de la situación de muchos investigadores y profesores, y del poder que tienen los catedráticos, muchos de ellos hacen de sus departamentos reinos de taifas, las plazas laborales dependen de ellos, con lo cual ya se sabe a guardar pleitesia. Pero lo que pasa en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, clama al cielo. Como es posible que un catedrático que tiene una sentencia del Tribunal Superior de Juesticia de Madrid en su contra, por difamar a una profesora, y a raíz de esta sentencia fue expdientado por la universidad dos meses de empleo y sueldo. Y También por otro lado hubo otra profesora que lo denuncio a la propia universidad por haber sido acosada por este catedrático, y sin embargo, forma parte del consejo de gobierno de esa universidad, donde sus miembros suelen ser catedráticos nombrados a dedo. Allí se dice, que los que gobiernan en esa universidad es reproducir la violencia simbolica que han aprendido en su entorno. En fin!!! a dónde vamos a parar con instituciones como ésta.Si una sociedad deja de creer en sus instituciones mal vamos.

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  2. Y así seguiremos mientras que no haya más denuncias sobre lo que realmente pasa en las universidades españolas, y sobre todo mientras que los propios afectados y las organizaciones sindicales se tapan la boca y los ojos; no ven, no dicen...

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  3. En la Universidad Rey Juan Carlos pasan muchas cosas y muy graves. Un Rector con una sentencia firme que anula su candidatura y ahí sigue; un Vicerrector con un sentencia también firme por manipular expedientes; un decano que no creo que en paz descanse, con una sentencia firme por apropiación indebida; profesores y cargos unipersonales imputados en la trama Gürtel y el caso Palma Arena, y efectivamente un Catedrático con una sentencia por insultar y otro, creo que de la misma Facultad, procesado por injuriar, al que le espera bastante peor final que al anterior. Por cierto, que éste último dejó tirada a una supuesta víctima de acoso en la fase testifical de su pleito contra la universidad tras un encuentro con el Rector en el que se le recordó que a su hijo también se le enchufó en la mencionada universidad, y que no era coherente apoyar con su testimonio la demanda de la supuesta acosada, cuando él era el que más tenía que callar. Por supuesto el sujeto el cuestión no apareció en la vista. Creo yo que cuando uno es injuriado/a o acosad/a llega hasta el final y no se vende por el precio de un mal coche. Lo contrario apesta y reproduce la miseria universitaria española. Contra esta gente uno no debe tener precio, y si lo tiene, se retrata como lo que relamente es: gente que si tuviera poder sería peor que estos dinosaurios corruptos.

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    1. Una de las consecuencias de la corrupción en las instituciones, en este caso la Universidad Rey Juan Carlos, es que esa enfermedad se reproduce en los nuevos/as profesores/as, por lo que es muy difícil de erradicar, aunque con personas como tú que se deciden a denunciar estas situaciones avanzamos en democracia y transparencia.
      Por cierto, si quieres salir del anonimato ponte en contacto con mi correo electrónico y hablamos.

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  4. Profesor Bleda, se lo agradezco, pero en una trayectoria vital lo más importante es la coherencia en valores, especialmente cuando se trata de temas tan delicados. Me explico. Ese Catedrático al que implícitamente Usted cita, fue condenado en un juicio de faltas en septiembre de 2004 por insultar a una profesora. No por acoso ni nada por el estilo. Por insultar. No me parece coherente que siendo como es tan deleznable ese comportamiento, un aspirante a Contratado Doctor le pida a este Catedrático que esté en la comisión juzgadora que va a dirimir su plaza hace no más de dos años, y luego diga por ahí que es un acosador. Tampoco es coherente que una supuesta acosada le proponga ser su director de tesis, y que tras no ser renovada por la URJC, por supuesto con la tesis ya defendida y dando clases en otra universidad, convierta un juicio por despido improcedente en un juicio por acoso que jamás existió, pactando una indemnización con la universidad y filtrando que se trata de una compensación por haber sido acosada. Estos temas son muy graves. Cuando un profesor o profesora es realmente acosado/a, injuriado o calumniado, hay que llegar hasta el final, porque como ya le señalé en otro post, la gestión de estos asuntos nos retrata a todos. No voy a entrar en más detalles que estoy seguro intuye ya no aportarían nada. El acosado/a no se vende por un mal coche ni por treinta y pico mil euros (incluidos salarios de tramitación). Actúa hasta el final. Es justo lo que le ocurrirá al otro Catedrático de la misma Facultad, ese sí, procesado no en juicio de faltas sino por lo penal en toda regla. Pero cuando sea condenado, cosa que media URJC espera, incluidos los que le ayudaron a enchufar a su limitado hijo, no se podrá decir que estará condenado por acosar ni nada por el estilo. Lo estará por injuriar, y se jubilará en unos meses con antecedentes penales por injurias, pero no por acoso. Por tanto seamos serios y especialmente coherentes. Le deseo lo mejor.

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    1. Creo que te falta información y la que tienes la utilizas de una forma tendenciosa, incluso valoras según tus intereses personales. No pretendo en este blog dirimir cuestiones que me afecten a mí directamente, por lo tanto si quieres que hablemos seriamente de estas cuestiones no te escudes en el anonimato (que por cierto ya se quien eres por tus explicaciones "neutras y avalorativas") y las hablamos cuando tu quieras, que yo te daré toda la información que quieras para que puedas tener una opinión más completa. También te deseo suerte y siento que también hayas sido acosado (o según tú insultado).

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  5. No creo que haya incurrido en ninguna valoración condicionada por mis intereses personales, que nada tienen que ver con mi exposición. Puedo haber incurrido en algún juicio de valor, sin duda, pero mis intereses personales no creo que los conozca. Pero bueno, si quiere pensar eso es muy respetable. Sería interesante profundizar sobre el tema del acoso y si insultar y humillar en el contexto de una organización tan cerrada como la universidad y en el marco de una relación asimétrica de poder es en realidad una forma de acoso. Seguramente le acabaría dando la razón en que sí. Sí es acoso. Pero ese debate conceptual es una cosa y las sentencias judicales firmes por delitos o faltas son otra. Más que nada porque imputar a alguien delitos que no ha cometido es, a su vez, un delito muy grave, y se llama calumnia. Esa es la única consideración que le hice en su momento. No se pueden citar sentencias que no existen, o si existen, están dictadas en términos muy distintos. E insisto, lo más importante es la coherencia. Y gracias, pero créame si le digo que no necesito más información teniendo como tengo toda la documentación relativa a los casos que he expuesto. Toda. Yo también le deseo suerte en su futuro. A Usted y a sus más próximos. Sin duda las personas que escriben como Saramago están condenadas al éxito.

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