Este curso un alumno de
Sociología Política me decía que llevaba varios años buscando una alternativa a
la democracia representativa, con el fin de que la política recuperara su papel de
servir a los intereses de los ciudadanos y que estos pudieron cumplir un papel
efectivo en la toma de decisiones. Le respondí que en eso se lleva investigando
varios siglos, sin resultados evidentes, pues todas las alternativas que se han
encontrado y puesto en práctica no acaban de resolver esa cuestión. De hecho,
estamos viendo como en la actualidad la política se está deteriorando aún más y
el sistema democrático no solo está muy cuestionado, sino que en algunas partes
del planeta se está acosando y derribando. Es decir, querido alumno, hay que
seguir trabajando en la búsqueda de ese modelo ideal, pero mientras tanto hemos
de ver en qué se está fallando y cómo se puede intervenir para evitar la desafección
política, la corrupción o el mismo sistema político basado en la democracia
representativa.
Las últimas obras que he leído y
que abordan ese tema en España son: El desorden político. Democracias sin
intermediación, de Ignacio Sánchez-Cuenca (2022); Democracia de trincheras.
Por qué votamos a quienes votamos, de Lluís Orriols (2023); y, Los
olvidados. Ficción de un proletariado revolucionario, de Antonio Gómez
Villar (2022). A ellos añadiría un manual clásico francés (va por su quinta edición)
para poder introducirse en el tema de la Sociología Política y tener así una
visión teórica y conceptual más concreta: Introduction à la sociologie
politique, de Jean Yves Dormagen y Daniel Mouchard (2019)
Como profesor de sociología
política y como investigador de las políticas públicas considero que estamos en un
momento de gran desafección política, sobre todo de los jóvenes, y que la
democracia representativa está sufriendo uno de los mayores ataques por parte
de muchas instituciones económicas, políticas, religiosas, sociales o culturales.
Es prioritario que las instituciones políticas se reivindiquen y actúen en una
renovación de sus organizaciones, programas y tomas de decisiones, que haya más
democracia interna y que la población participe de una manera más activa, más allá
de sus votos. La democracia está en peligro, la democracia representativa hace
aguas por doquier, es la hora de la democracia deliberativa, hay que seguir ese
camino, lo contrario sería echar marcha atrás y el paisaje que se vislumbra es
de tonalidades más bien frías y oscuras, sobre todo para los más vulnerables. La política es una cuestión que nos afecta a todos.
¡Qué interesante reflexión! La crisis de la democracia representativa y la búsqueda de alternativas que mencionas son temas de gran relevancia, especialmente hoy en día. Es evidente que el reto no solo está en proponer nuevas formas de gobierno, sino en reconstruir la confianza y el compromiso ciudadano en el sistema político actual. En este sentido, ¿crees que el modelo de democracia deliberativa es realmente viable en una sociedad tan diversa y compleja? ¿O será que, más allá del sistema, el cambio debe venir de una reeducación de la participación ciudadana y de la ética política?
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