Sin buscarlo, por mero azar, han
caído en mis manos, en los últimos tres meses, tres ensayos biográficos sobre
jóvenes escritores. Jóvenes porque murieron a una edad temprana, pero que
vivieron hace ya unos cuantos años e incluso con diferencias de muchos años
entre ellos: Jane Austen (1775-1817) a finales del siglo XVIII y principios del
XIX, Stephen Crane (1871-1900) durante el último tercio del siglo XIX, y Miguel
Hernández (1910-1942) a principios del siglo XX. Biografías que son mucho más
que un relato sobre su vida, sino un estudio crítico literario sobre la obra de
esos escritores. De Austen se encarga Espido Freire, Paul Auster de Stephen
Crane y José Luis Ferris de Miguel Hernández.
Jóvenes escritores que vivieron
en épocas y sociedades muy diferentes, procedentes de familias distintas, con
experiencias vitales dispares pero muy vívidas. Les une a todos ellos su pasión,
desde época muy precoz, por escribir sobre su entorno familiar y social. Espido
Freire, Paul Auster y José Luis Ferris analizan la obra de cada uno de ellos de
una forma profunda, rigurosa, crítica, cálida y sensible.
Los autores de estas tres
biografías-ensayo nos sitúan a esos jóvenes en su época histórica de una manera
magistral, pormenorizando en algunos casos momentos claves, como fueron la
Revolución francesa, la Revolución estadounidense o la Guerra civil española; haciéndonos
ver la influencia que tuvieron esos hechos en su vida y en su obra literaria. Sociedades
que estaban en un profundo cambio, con conflictos continuos, que afectaban a
todos los ámbitos sociales, familiares o económicos. Austen, Crane y Hernández fueron
personas muy activas, implicándose personalmente, cada uno a su manera o
posibilidades, en las nuevas sociedades que se estaban configurando. Esa
implicación personal variaba: desde Austen enfrentándose a las normas sociales
de su época en lo referente al papel de las mujeres; Crane involucrándose como
periodista en varios conflictos bélicos internacionales, cuestionando las
guerras; o, Hernández comprometiéndose con la revolución social en su país. Sus
obras reflejan desde múltiples perspectivas esos hechos, pero lo hacen de una
manera creativa, literaria y activa, tan activa que ello influye en sus modos
de vida, en sus experiencias vitales del día a día, conformando no solo sus
formas de vivir, sino su manera de expresarse, que en los tres casos es original
e innovadora.
Les une también la pobreza
económica, indigencia en algunos momentos, en la que tuvieron que vivir e
incluso enfrentarse a la enfermedad y a la muerte; lo que no fue un impedimento para que dejaran de escribir en ningún momento, llegándoles la muerte en una
situación miserable, tanto económica como literariamente. Fueron años
después de su fallecimiento cuando se recuperaron sus escritos y se les
consideró como autores que habían realizado aportaciones cruciales a las letras de sus países y
a la literatura universal. Freire, Austen y Ferris han puesto su buen hacer
para que nos acerquemos a ellos, pudiendo de esa forma disfrutar de la buena
literatura y el papel que desempeña esta en el pensamiento personal y social.
ResponderEliminar¡Qué apasionante recorrido por las vidas y obras de Austen, Crane y Hernández! Es increíble cómo, a pesar de las diferencias de época y contexto, los une una pasión inquebrantable por la escritura, incluso frente a la adversidad. Estos jóvenes no solo crearon literatura, sino que dejaron un legado que sigue inspirando generaciones. ¿Cuál de ellos crees que tiene más vigencia hoy en día, ya sea por sus temas o por su estilo? Me encantaría saber qué opinan los demás sobre cómo estas historias nos conectan con los desafíos de sus tiempos y los nuestros.