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domingo, 1 de abril de 2018

Ruta celta-jacobea: puentes de comunicacion y luchas para resolver conflictos (III)

La ruta de este año (Desde EL Burgo de Ranero hasta Astorga) ha sido por lugares totalmente agrícolas, con muy poca población, con unas casas muy sencillas y gentes muy acogedoras y amables; cada día me gusta más la gente de los pueblos, con su sonrisa, su simpatía o su tranquilidad en la vida cotidiana. Los informativos sobre el tiempo nos decían que iba a haber lluvia y nieve, sin embargo al final no han acertado, hemos podido disfrutar de unos días de paseo por la naturaleza y de las urbes por donde hemos pasado; eso sí, con frío y viento. Las estribaciones de la Cordillera Cantábrica estaban preciosas, completamente nevada; los ríos y arroyos estaban plenos de agua; el páramo se encontraba desnudo, sus pocos arboles sin hojas, pelados, pero ya con sus frutos, el verde primaveral empieza a asomar en estas tierras.

Ha habido dos cuestiones que me han hecho reflexionar: los grandes puentes medievales y la lucha leonesa. Hemos atravesado dos enormes, uno en Puente de Villarente y otro en Puente de Órbigo, el primero con 20 ojos, el segundo con 19 vanos. Obras que nos hablan del esfuerzo de los individuos para poder facilitar su paso a otras comunidades, favoreciendo así la comunicación con otros pueblos, otros vecinos. La humanidad siempre ha tenido la necesidad de establecer relaciones con otras personas, somos sociables por naturaleza, lo llevamos en nuestros genes. Si hiciéramos más puentes entre las personas para entendernos seguro que no habría tantos conflictos, como los que hay en estos momentos en el mundo.

La lucha leonesa es entre dos hombres con una tela que les rodea la cintura y el objetivo final es que uno tumbe al otro, parece que sus antecedentes tienen que ver con la fórmula para solucionar conflictos entre los pueblos por límites de terreno u otros aspectos. Ello me ha hecho pensar que ya que el “proces” no acaba de solucionarse con puentes de diálogo, esta podría ser una buena forma, que hubiera una lucha leonesa entre Rajoy y Puigdemont, a ver si así salíamos de este esperpento “nacionalista”. O bien, como dirimían por aquí los caballeros sus lances, a caballo y con lanza. Me he imaginado a esos dos políticos en lucha leonesa y a caballo con lanza en ristre. El lugar podría ser debajo del puente que se erige en el Puente de Órbigo, el espectáculo podría durar varios días o ser retransmitido por las redes sociales.

Como no podía ser de otra manera, he disfrutado de la gastronomía local, especialmente de la cecina, el cocido maragato y el chocolate de Astorga. Delicioso.

La lectura escogida este año ha sido: Revoluciones. Cincuenta años de rebeldía (1968-2018), de Joaquín Estefanía. Me está pareciendo muy interesante, soy actor (activo/pasivo) y sufridor de esos años de revolución. Qué efímero que es todo y algunos se creen que van a pasar a la historia, ay qué gracia, qué risa me da.

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