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miércoles, 28 de septiembre de 2016

Participación y empoderamiento ciudadano. Revisando la conciencia de clase marxista


Hace ya muchos años, a principios de los ochenta, participé por primera vez en un congreso, en el Palacio de Congresos de Madrid, con una ponencia sobre sobre participación ciudadana en salud. Finalicé dicha presentación con una pregunta: ¿está la sociedad española preparada para tomar decisiones sobre la sanidad? La hice de una manera provocativa para intentar abrir el debate, lo conseguí; entre los asistentes estaba el catedrático Vicente Navarro y, cómo no podía ser de otra manera, entró al quite. El debate fructificó.
Ayer en un Foro por la Sanidad, que organizó el Centro de Estudios de Políticas Públicas y Gobierno, de la Universidad de Alcalá, asistí de nuevo a una “provocación” similar que protagonizaron dos ponentes. Una profesora universitaria (Rosa Urbanos) achacó los grandes males de la sanidad española a los pacientes/ciudadanos, sobre todo por sus “peticiones ilimitadas e injustificadas”; otro ponente, un profesional sanitario (Julio Mayol), dijo que si queríamos cambios había que contar con los rebeldes y los críticos, pues lo que se estaba haciendo en la actualidad era reproducir constantemente un modelo de actuación, que no nos llevaba a solucionar los problemas crónicos de la sanidad española. Provocaciones que no surtieron efectos en los que asistíamos a ese evento.
Esos dos acontecimientos me han hecho reflexionar y llegar a la conclusión de que, por supuesto que la sociedad española ha avanzado muchísimo en el mejoramiento de la salud y de la sanidad, pero que seguimos sin resolver los problemas de gestión, que desde mi punto de vista no sólo es una responsabilidad de los políticos y de los técnicos, sino que son los ciudadanos los que deben intervenir directamente en esos asuntos, para lo que es necesario y fundamental que estén empoderados. Es decir, han de tomar conciencia de la clase a la que pertenecen y participar activamente en la toma de decisiones, no han de esperar a que otros las decidan por ellos.
Los denostados marxistas se están poniendo de moda, habrá que releer a los clásicos Marx, Adorno, Habermas o Horkheimer.

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