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lunes, 25 de abril de 2016

Adriana LASSEL: Cinco años con Cervantes




Los homenajes a las personas, a los grupos o a las instituciones sirven para poner el foco en ellos, con el fin de conocerlos mejor; pues bien, como este año se lo estamos dedicando a Cervantes y estamos asistiendo a múltiples celebraciones sobre su persona u obra, he tenido la oportunidad de disfrutar de la lectura de una novela histórica y de ficción de una amiga chilena-argelina, Adriana Lassel, titulada: Cinco años con Cervantes, patrocinada por el Instituto Cervantes en Argel. Tuve el placer de asistir a la presentación del libro en la casa de Cervantes en el municipio manchego de Esquivias (por cierto, lugar que merece la pena visitar para recorrer los lugares por donde anduvo el escrito con sus seres queridos).
                Esta novela centra su argumento en los cinco años que pasó Miguel de Cervantes en cautiverio en Argel, víctima de su apresamiento por corsarios argelinos. La mayor parte del texto está basado en hechos reales, en documentos históricos, a los que ha dado unos toques de ficción para hacer más feliz la vida del protagonista, por ejemplo teniendo unos escarceos amorosos con una joven morilla judía bajo unos naranjos en flor.  
                En aquellos años de finales del S. XVI, donde las migraciones eran desde Europa a América, al Norte de África o hacia EuroAsia, Adriana nos describe de una manera muy sencilla, pero profunda, la ciudad de Argel con sus barrios, moradas, sus habitantes practicando diversas confesiones religiosas, sus hábitos o costumbres; en definitiva, la cultura mediterránea de aquella ciudad en la que la mezcla étnica y religiosa era lo predominante. Las luchas políticas o de estrategia política también forman parte de ese reflexivo análisis.
                Nos aproxima a cómo pudo ser el cautiverio de Cervantes desde su primer contacto con la ciudad y su lugar de internamiento –aunque este no fue total, pues podía salir a la ciudad y sus entornos a hacer trabajos domésticos o encargos-, pasando por sus variados intentos de fugarse para recobrar su libertad, sus conversaciones con otros cautivos, unas veces malvados, otras buenas personas y otras con las que compartía poesía, música, literatura o historia, entre los que destaca Antonio de Sosa.
                La violencia era práctica real en Argel, el corso era la principal base económica de la ciudad, la esclavitud era rutinaria, las autoridades crueles. Cervantes convivió con ella esos cinco años, en sus propios huesos y en el fondo de su alma. Ello le hizo fraguar diversas escapadas, todas ellas frustradas, lo que le sirvió también para “aprender paciencia en la adversidad”.
                Para Miguel de Cervantes su objetivo principal a lo largo de todo el cautiverio fue lograr su libertad, aun poniendo en riesgo su propia vida, y lo que le mantuvo con fuerzas fueron sus creencias religiosas cristianas, que eran las de su familia y en las que se había educado. Fue tentado en varias ocasiones para su conversión a la religión musulmana, con lo que podría haber obtenido la libertad y una mejor vida.
                En el transcurso de esos años probablemente estén los pensamientos con los que luego escribió sus poesías, obras de teatro o novelas; allí pudo contar con libros que leer o instrumentos con los que escribir. Fue liberado en septiembre de 1580, volvería a España tras pagar su rescate. Ese cautiverio le serviría casi con toda probabilidad para poder escribir su gran obra universal.
                Cinco años con Cervantes, es una novela breve, pero escrita con rigurosidad y reflexividad, amena en su lectura, que nos transporta a la ciudad de Argel de hace cuatro siglos.

 
 

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