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viernes, 7 de septiembre de 2012

Sueños y realidades en Libia


Hace dos años estuve trabajando en la elaboración de un plan estratégico de comunicación en un proyecto urbanístico en la ciudad de Al-Beyda, en Libia. Este proyecto se enmarcaba en una reconstrucción del país que Gadafi había emprendido hacía unos pocos años con diversas empresas extranjeras, algunas españolas. Lo más importante, desde mi punto de vista, era la apertura de Libia al mundo occidental, su colaboración con organizaciones externas, pero sobre todo suponía la modernización de la sociedad. Estuve llevando a cabo entrevistas con empresarios, jóvenes profesionales (ingenieros, abogados, economistas…), profesores universitarios, políticos, religiosos; en esos encuentros resaltaba que casi la mayoría eran, a su manera, críticos con el poder político, pero en todos existía una ilusión de cambio, confiaban en que estaban en el camino de la modernidad y que por fin la riqueza iba a ser mejor distribuida. Un año después este sueño se truncó, los países occidentales con la OTAN a la cabeza decidieron intervenir para llevarles a los libios la democracia y la libertad, y como sucede muchas veces lo hicieron destruyendo el país y enfrentando a la sociedad. Esta destrucción se basaba, se legitimaba en la construcción de una nueva sociedad lo más parecida a la occidental, ya que según los dirigentes de esos países es la mejor posible. Por las noticias que nos llegan, casi siempre pocas y muy tamizadas (¿manipuladas?), los libios van caminando hacia la construcción de una democracia de tipo occidental en un país árabe, si bien hay grupos que no están de acuerdo y ponen algunos obstáculos para su consecución. No sé muy bien, sobre todo por falta de información, en qué situación se encuentra este país, lo que sí sé es que ese sueño de hace unos años se disolvió y que el nuevo sueño está siendo muy lento, con muchos inconvenientes, con retrocesos en algunos casos (religiosos, tribales, familiares, grupos de presión), y que cuando se destruye tanto es muy difícil construir. Ojalá que este país tan desconocido para los occidentales se recupere lo más pronto posible, la nueva sociedad Libia recupere la ilusión y sean capaces de distribuir entre ellos las grandes riquezas de que disponen en su territorio, y que esa destrucción no solo haya servido para eliminar a unos cuantos que impedían el saqueo del petróleo y del control geoestratégico del Mediterráneo y del Oriente Medio. Libia se lo merece, su población lo necesita.

 
 
 
Comiendo con los trabajadores del proyecto urbanístico en la ciudad de Al-Beyda

 
 
El tempo de Delphos
 

2 comentarios:

  1. Efectivamente cuando se destruye es muy dificil recomponer y menos con nuevos ideales, ya que el problema es la corrupción de los politicos tanto de los antiguos,"Gadafi", como de los nuevos, todos a pillar y el pueblo analfabeto y pasando dificultades, cada vez mas pobres y mas sufrimiento debido a los centenares de personas que han muerto y no han conseguido nada, que iluso es el pueblo!enfrentandose y defendiendo a dos bandos de sinverguenzas.Carmen

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    1. Eso ha sido común a lo largo de la historia de la humanidad: la manipulación de los súbditos por parte de los poderosos para que se enfrenten entre ellos con la finalidad de proteger los intereses particulares de los que ostentan el poder.

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