Félix Ovejero, La deriva reaccionaria de la izquierda, Página indómita, Barcelona, 2018.
El título del libro es muy
sugerente, pero quizás no debería ser tan amplio, pues analizar una sola
izquierda, cuando esta es sumamente amplia y diversa, puede ser equívoco o tendencioso.
Considero que su lectura es muy conveniente, la revisión de la teoría y praxis
de la izquierda política es fundamental y necesaria para la supervivencia de la
misma. Las cuestiones que aborda son numerosísimas, haciéndolo de una manera
bastante profunda y rigurosa, otra cosa es que las conclusiones a las que llega,
uno puede estar de acuerdo o no, e incluso pueden ser cuestionables. Por
ejemplo, cuando dice: “Y es que hoy una parte de la izquierda se ha vuelto
comprensiva con la sinrazón religiosa, simpatiza con quienes quieren levantar
comunidades políticas sostenidas en la identidad y manifiesta una antipatía sin
matices contra el proceso globalizador. Incluso se muestra dubitativa de la peor
manera al valorar la ciencia y el progreso científico” (p. 39). ¿Qué parte de
la izquierda? ¿quiénes? ¿cuántos? ¿dónde? ¿esa parte de la izquierda aglutina
todos esos planteamientos, o solo alguno de ellos?
Otras cuestiones que le quitan,
no solo credibilidad, sino rigurosidad científica son sus adjetivos peyorativos
hacia la izquierda: ensoñaciones pintureras, ilusos, poco pragmáticos, elucubraciones,
etcétera.
No todo es negativo para la izquierda,
pues le reconoce: “El mérito de la conquista de la democracia, si bien es de la
izquierda, debe ser repartido… [Eley] la conquista de la democracia debe tanto
a los partidos políticos y a los sindicatos como a lo que, retrospectivamente,
podíamos llamar nuevos movimientos sociales” (p. 82). En el capítulo
denominado: El socialismo como lucha por la democracia, podemos ver
muchos ejemplos relacionados con la aportación de la izquierda al origen y
desarrollo de la democracia: el nacimiento de la izquierda; la consolidación;
la decadencia; el liberalismo, el desorden y la democracia; y, reproches,
contrafácticos y circunstancias. En este capítulo hace una revisión muy interesante
sobre la obra de Geoff Eley: Un mundo que ganar. Historia de la izquierda en
Europa, 1850-2000.
En la segunda parte del ensayo
lleva a cabo unas propuestas de izquierda para los tiempos actuales, cuestionando
las ideologías y el estado del bienestar. En él revisa los conceptos de
igualdad y libertad, la renta básica, las ideologías, el estado del bienestar y
la globalización. Poniendo los límites de todo ello, fundamentalmente, en el
mercado. La tercera parte del texto la dedica a los desvaríos de la izquierda:
fascinación nacionalista, la religión y la democracia deliberativa.
Concluye con un pequeño capítulo
sobre la crisis actual de la izquierda, poniendo el énfasis en: los principios,
la institucionalización, el poder, la base social y el mecanismo político. Aquí
la izquierda no sale bien parada: “Con distinta intensidad y dispar cadencia temporal,
las circunstancias mencionadas, entre otras, están en el origen del desconcierto
de una izquierda que, a tientas y sin mucha meditación, anda buscando santos a
los que encomendarse. En mitad de su marasmo intelectual, se ha ido agarrando a
distintos clavos ardiendo, sin despreciar las apuestas puramente pirotécnicas
más o menos efectistas” (p. 372).
Lo dicho, su lectura y reflexión
merece la pena, aunque uno pueda encontrar divergencias.
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