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domingo, 21 de febrero de 2016

A propósito de la muerte, Eco y Mankell

En estos momentos estoy leyendo la novela de Henning Mankell titulada Arenas Movedizas, es una cuasi biografía, se inicia cuando le diagnostican un cáncer y con esa excusa hace una revisión de su vida y de los problemas existenciales que le han preocupado a lo largo de sus múltiples experiencias. En una de sus páginas dice: “El destino del ser humano es que lo olviden. Ni siquiera las personas que han destacado por una u otra razón sobrevivirán en la memoria para siempre. ¿Cuántos de los que hoy viven permanecerán en la conciencia de las personas dentro de quinientos años? No muchos. En los tiempos en que vivimos, la memoria es más corta si cabe que en ninguna época anterior de la historia del hombre. Nos inundan todo el rato con una lluvia torrencial de información, pero lo sabemos, y cada vez recordamos menos. Nos revientan el cerebro simbólicamente” (p. 110).  
En esas estaba cuando me llega el aluvión de informaciones por todo tipo de canal para comunicarnos la muerte de Umberto Eco, como no podía ser de otra manera asocié el deceso con la lectura de Mankell. En un primer momento me dije que probablemente Eco será de los recordados dentro de quinientos años, tras unas cuantas horas de ese torrente informativo sobre su muerte, pensé lo contrario. La memoria es muy frágil y si a ello le añadimos la fragilidad de las noticias, en muy pocos años le recordarán, si acaso, un puñado de personas.
Sin embargo, hoy sí que tenemos presente a Eco en nuestros pensamientos y en nuestras acciones. Mi primer contacto con su obra fue su novela El nombre de la rosa, con la que disfrute enormemente, fue un placer trasladarme a la Edad Media. El segundo texto que leí fue Cómo se hace una tesis, ensayo que me sirvió enormemente para dar mis primeros pasos como estudiante de doctorado; en la universidad mis profesores no sabían orientarme, él lo hizo.  Los dos textos los he recomendado a muchísimas personas, sobre todo a los que les costaba ponerse a leer una novela y los que andaban perdidos para iniciar una investigación. Por supuesto que hay muchas novelas y ensayos que pueden cumplir esa función, pero para mí estos han sido muy importantes. Los recordaré mientras viva, lo que venga después “chi lo sa”.
Ah, se me olvidaba, cuando he visto alguna entrevista de Eco, él siempre destacaba por su inteligencia y humor. Valores que, cada día más, están en peligro de extinción.

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