Estas fiestas que comenzamos hoy
no son de mi gusto, vienen bien por ser días de descanso y de compartir con los
seres más queridos, pero lo que suponen de consumo desmesurado y de diversión
obligada pueden conmigo, hay momentos en que me deprimen.
Otra de las cosas que no me
agradan es la de las felicitaciones navideñas burocratizadas, sobre todo desde
que las nuevas tecnologías nos permiten difundir los mensajes de una manera
fácil, gratuita y masiva. Te felicita todo el mundo, aún sin conocerte de nada,
con imágenes religiosas, o de bondad infinita o paisajes paradisiacos. No suelo
contestar, solamente a los más íntimos o cercanos, pero fundamentalmente por
(mala)educación.
Sin embargo, una de las personas
que logra levantarme una sonrisa y algo de aire diferente es mi hijo Sergio con
su felicitación anual, que suele ser muy impactante, provocativa, irreverente o
gamberra. Me encanta su felicitación de año nuevo, la que aprovecho para
desearos un buen año 2018.
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