Una vez más no hemos aprovechado la oportunidad de reformar la Universidad española. Desde mi punto de vista la “Reforma Bolonia”, que pretendía la convergencia e integración de la universidad europea, lleva camino de romperse en pedazos; primero fue el reparto del “pastel” de las nuevas titulaciones hechas por los grupos de presión universitarios (departamentos, catedráticos), después la inacción de las universidades y después la crisis económica. Como consecuencia no esperamos buenos tiempos para nuestra universidad. He reflexionado sobre ello y se me plantean diversas cuestiones para el debate y la acción individual o social posterior entorno al Espacio Europeo de Educación Superior.
1ª.- El proyecto de reforma de las universidades europeas más que un proyecto de integración y convergencia europea como respuesta a la sociedad del conocimiento ¿no parece más una adaptación al mercado y a la gestión empresarial?
2ª.- ¿La universidad tiene que formar en cultura académica o en cultura empresarial de mercado?, ¿Pueden convivir en la misma institución las dos culturas?
3ª.- Con los nuevos planes de estudios se pretendía converger, homologar los títulos europeos, ¿pero lo que se ha conseguido no es una mayor diversidad?, además, ¿esas nuevas titulaciones están adaptadas a las necesidades sociales?
4ª.- El número de universidades en España se ha incrementado en los últimos años. ¿Es necesario cerrar centros?, ¿fusionar universidades?, o bien ¿hacer alianzas entre universidades y entre campus para hacer una oferta continua?
5ª.- Ante la crisis económica global y los desfases presupuestarios actuales en las universidades ¿Hay que recortar los presupuestos?, ¿hay que hacer menos activas a las universidades?, o al contrario: ¿hay que incrementar los presupuestos como lo han hecho países como Alemania y Francia?
6ª.- Se pretende orientar la investigación hacia los campos más rentables económicamente, si esto es así ¿qué va a pasar con la investigación social?
7ª.- Los profesores cuentan cada vez con menos recursos y tienen menos estímulos, pero por otro lado se les exige una mayor implicación y una mayor dedicación docente, soportando a la vez una mayor flexibilidad laboral y precarización salarial, ¿Hasta cuándo esta situación?, ¿Ello va a redundar en la calidad de la enseñanza?
8ª.- Al profesorado se le está exigiendo una mayor dedicación a la docencia y una menor dedicación a la investigación, ¿esto no lleva a una brecha entre profesores docentes y profesores investigadores?
9ª.- ¿El incremento de las tasas académicas y la sustitución de las becas por préstamos no supondrá una desigualdad en el acceso a la universidad y sobre todo en el postgrado?, ¿se incrementará la desigualdad social?
10ª.- ¿No se debería priorizar y facilitar la movilidad internacional de los alumnos y del profesorado?
Para aquellos que estén más interesados en profundizar en estas cuestiones os remito dos documentos que yo he utilizado para aclararme un poco: 1) La universidad en conflicto. Capturas y fugas en el mercado global del saber, Traficantes de sueños, Madrid. 2) Revista de Docencia Universitaria. Monográfico: El espacio europeo de educación superior. ¿Hacia dónde va la universidad europea? Vol. 9 (3). http://redaberta.usc.es/redu