En las últimas vacaciones de
invierno (las horribles navidades) he ido de nuevo a Albacete a disfrutar de mi
familia. Aproveche para ir a la librería Nobel a buscar unos textos de historia política,
pero una vez más salí con varios libros más de los pensados, creía que tenía la adicción controlada, pero no puedo es superior a mí. De ellos he leído en este
descanso laboral tres: La transición que
no fue. Los movimientos revolucionarios y franquistas en la provincia de
Albacete, de Sergio García Molina; Relatos
de Victorín, de Víctor García Bernabé; y, Gran Hotel Cinema, de Pablo Fernández Graciani. Todos ellos son
autores nacidos en Albacete, lo que me enorgullece.
El primero de ellos es una
revisión histórica de los movimientos políticos de la transición que actuaron
en Albacete. Me ha parecido muy interesante que se recojan hechos políticos y
sociales, que sin duda el tiempo los hubiera enterrado en el olvido. Sin
embargo, considero que hay que incidir en el alma de aquellos años, no solo describir unos hechos, sino
profundizar en lo que supuso en los propios actores y su incidencia en el
entorno social y político. No obstante, la aportación a la microhistoria albaceteña
es digna de reconocimiento.
Los relatos, también históricos,
de Víctor son muy entrañables, con muchas notas de humor, que nos hacen recordar
otros tiempos no tan lejanos divirtiéndonos con las anécdotas de los jóvenes,
se notan sus registros de monologuista. Es de agradecer que nos saque la
sonrisa, la risa y la carcajada.
Por último, la novela negra de
Pablo (Pigüi) me ha parecido excelente, para mí ha sido una gran sorpresa, pues
le conozco personalmente hace mucho tiempo, pero no sabía de sus quehaceres
narrativos. Tenía conocimiento de que había optado por dedicarse a la
literatura abriendo una librería (Nobel), pero no que escribía. Soy un gran
lector de novela negra y he de decir que el texto de Pigüi es maravilloso, el
relato es intrigante desde el inicio, mantiene el suspense hasta el final y te
atrapa sin dejar que te levantes del sillón. He vivido unos muy buenos momentos
con su lectura y me ha hecho sentir la necesidad de buscar y ver algunas
películas. Por cierto, a ver si alguien le compra el guion, o bien mi hijo Sergio puede llevarlo al cómic.
Gracias a los tres por haberme
servido sus creaciones para poder pasar agradablemente estas fiestas y así
tener la excusa para poder evadirme de ellas. Unas veces volviendo a los
tiempos de la transición y recordando a viejos compañeros de lucha, otras
rememorando las pandillas del barrio o del colegio, y otras imaginándome en los
cines de Albacete con los amigos.
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