Este año comencé las fiestas
saturnales con un concierto de Nereydas,
luego fui al teatro a ver a Tricicle
y acabé con la Compañía Nacional de Danza.
El concierto de Nereydas es un regalo que llevo
recibiendo dos años ya en el Museo del Greco, en Toledo. Se celebra en el
interior del museo, en una pequeña capilla, rodeado de unas esculturas
románicas y un cuadro del Greco, es decir el marco es maravilloso y muy acogedor. Nereydas (o parte de este grupo, que se
estira o se encoge dependiendo del lugar), dirigido magníficamente por Javier Ulises
Illán, nos ha ofrecido este año un concierto veneciano con obras de Vivaldi,
trasladándonos por la Europa del Sur y acogiéndonos con su magnífica música de clave,
violonchelo barroco y violín. Los que asistimos a este concierto siempre
salimos muy satisfechos con el trabajo de estos jóvenes, es un placer ver tan
de cerca como acarician los instrumentos y les sacan esas notas que nos envuelven. Es una manera de
alimentar el alma en vísperas de la vorágine materialista navideña.
Un día antes de cerrar el año nos
fuimos a Madrid a disfrutar del espectáculo Hits
del excelente grupo Tricicle. Los he
visto en muchísimas ocasiones y en diferentes ciudades, pero al enterarme de
que tal vez sea la última vez que actúen en público, pues me animé a verles de
nuevo en esa selección de sus mejores momentos escénicos. Creo que Madrid se
vistió esa noche de gala para acogerlos, estaba preciosa la Gran Vía, me
recordó mis tiempos jóvenes cuando paseaba por esos lugares recién salido de
Albacete y alucinaba con la grandiosidad de esa calle. Por supuesto que no me
defraudaron, nos mantuvieron una hora y media sin parar de reír y de llorar (de
risa). Son increíblemente muy buenos mimos, son buenismos, y tengo la impresión
de que como personas igual.
Las fiestas las hemos terminado
en el Teatro de la Maestranza, en Sevilla, viendo a la Compañía Nacional de
Danza, y oyendo a la Orquesta Sinfónica de Sevilla, con la obra Don Quijote. Un
espectáculo de ballet clásico en tres actos, que iba ganando conforme avanzaba.
El primero de los actos fue muy efectista, con una coreografía de toreros con
capas rojas y amarillas, que no sé de dónde se han sacado esto para las bodas
de Camacho o si esto lo llevaron a cabo solo en Sevilla, y ya que la plaza de
toros queda cerca del teatro, pues aprovecharon. Me pareció bochornoso, a la
mayoría del público no, aplaudieron a rabiar. La segunda parte del segundo acto
fue un sueño de Don Quijote y Dulcinea, para mí lo mejor. Las primeras figuras
y los bailarines principales estuvieron fantásticos. La escenografía tampoco
fue de mi agrado, ningún atractivo, al contrario. La interpretación de la
Orquesta Sinfónica de Sevilla formidable, como siempre.
Han pasado los días del alma,
ahora toca la materia: un artículo para una revista de impacto, tal como nos “mandan”
desde el Ministerio, con el fin de alcanzar la “excelencia” en la universidad
española. ¡Manda huevos!
Que lindo comienzo del año! Saludos de Noruega :-)
ResponderEliminarHola Kirsti, me alegra saber de ti. Seguro que tú también has tenido un buen comienzo de año, te deseo lo mejor. Un beso desde Sevilla.
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