Desde hace unos pocos años muchos
analistas sociales están dirigiendo su producción intelectual hacia la
desafección política y el desencanto de los ciudadanos, sobre todo a partir del
mayor movimiento ciudadano surgido espontáneamente en España, más conocido como
el 15M. Ignacio Urquizu forma parte de ese grupo de analistas españoles, esta
vez con su libro La crisis de
representación en España (editado por Catarata).
Parte de la existencia de una
separación entre los intereses de los partidos políticos y los de los
ciudadanos, fundamentalmente por los problemas de corrupción e incremento de
las desigualdades sociales y de la pobreza. Desconexión que él achaca, en un
primer momento, a que los partidos políticos y los gobiernos no explican bien
lo que hacen y porque no hacen copartícipes a la ciudadanía de las grandes
decisiones. Fruto de ello es el origen del movimiento 15M donde los ciudadanos
cuestionaron el sistema político, los partidos políticos y demandaron una
participación política directa más cercana a sus necesidades. Demandas que
fueron canalizadas por colectivos sociales y políticos, destacando el partido
político Podemos, que según Urquizu no las satisface.
Otro aspecto que aborda es el
cambio social que se está produciendo en nuestro país respecto al incremento
del nivel educativo de la población, los individuos son más
críticos y con más capacidad de criterio. A lo que contrapone la existencia de
un debate político de bajo nivel.
Un dato sociológico muy relevante
que aporta es el de que: “la conjunción de crisis económica, crisis social,
crisis política y crisis territorial explique que casi el 70 por ciento de los
españoles diga que está poco o nada satisfecho con el funcionamiento del
sistema político de nuestro país” (p. 89), lo que lleva a cuestionar el
bipartidismo y confiar en los nuevos partidos políticos: Podemos y Ciudadanos (“una
ventana de oportunidad”).
Urquizu considera que la
principal debilidad de la democracia española aparece en los partidos
políticos, los cuales deben escuchar las opiniones de los ciudadanos, pero no “a
pies juntillas”, y deben también recoger las opiniones de las elites intelectuales.
Es interesante la lectura de este
texto, aporta datos de otros análisis políticos y sociológicos, sin embargo
desde mi perspectiva la crisis va más allá de la poca representación de los
partidos políticos, sino que estamos viviendo un gran cambio en la sociedad,
donde a los individuos no les gusta el sistema político que tienen y tampoco
dan con la solución adecuada. Tiempos de incertidumbre ante el gran cambio
social mundial que se avecina, y que cada día está más cercano.
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