Paseando entre libros viejos
(40ª Feria del libro viejo y de ocasión, en Sevilla) he encontrado un cómic-book-relato de
Julio Cortázar, que se editó en el año 1975, en México: Fantomas contra los vampiros multinacionales. Lo que me llamó la
atención fue ver un superhéroe asociado al nombre de Cortázar y que al abrirlo
hubiera un texto muy largo con algunas viñetas y dibujos, eso me indujo a
leerlo detenidamente (yo aconsejaría a los libreros de viejo a que pusieran
sillas donde consultar, venderían mucho más) y a comprarlo.
Ese relato lo escribió cuando
formaba parte del Tribunal Russell II, donde se juzgaban crímenes contra la
humanidad llevados a cabo en el continente americano, por lo que estaba muy
concienciado sobre el abuso de poder de los gobiernos imperialistas y de las
multinacionales contra muchísimos pueblos en todo el mundo. El autoritarismo de
unos pocos para imponer su ideología y su economía de mercado libre estaba en
sus mejores momentos, y por muchos tribunales internacionales que hubiera no
había manera de pararlos. Tal vez por ello el escritor e intelectual argentino pensara que
era necesario un superhéroe que acabara con ellos, pues cualquier conato de la
población para enfrentarse a los poderes económicos y políticos era rápidamente
sofocado con todo tipo de violencia.
La historia nos dice que el ser
humano cuando no ha entendido el porqué de las cosas ha buscado algo externo
que pudiera resolvérselo, de ahí la existencia de los dioses y diosas, que no
son más que superhéroes en los que confiar (creer) la solución a los problemas
humanos. Quién no, en su vida cotidiana, cuando no ve solución a sus problemas
personales o sociales ha pensado (o rezado) en un superhéroe (o dios, o diosa),
e incluso convertirse él en uno de ellos para repartir mandobles por doquier.
Pues eso fue lo que soñó y narró Cortázar, un superhéroe que hiciera el trabajo
de los humanos, ya que estos no lo lograban; pero ni aun así fue posible. De
hecho las cosas siguen muy parecidas cuarenta años después (para los que quieran
indagar en ello les recomiendo la lectura del libro de Naomi Klein, La doctrina del shock. El auge del
capitalismo del desastre, y el de Saskia Sassen, Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía
global).
Otro aspecto a resaltar de este
cómic-book es el tipo de dibujo pop, tanto en las tiras (de un comic de
Fantomas), como en las ilustraciones del texto (algunas de ellas me recuerdan a
Andy Warhol). Hay una que me parece genial, es la que representa un cuchillo
atravesando un ojo, recordando a la imagen de la película de Buñuel y Dalí (Un perro andaluz),
jugando así con la metáfora de que cada vez que el pueblo abre los ojos ante la
realidad alguien va y se lo rebana.
Como conclusión diría que los
problemas humanos los tenemos que resolver los humanos, aunque algunas veces
nos amputen parte de nuestro cuerpo o de nuestra alma.
P.D. Una cuestión colateral de la
compra de este cómic es que ya tengo el regalo de Navidad para mi hijo Sergio,
que por cierto le acaban de dar un premio nacional al mejor álbum ilustrado. Si
encontrara un Cortázar como guionista de sus dibujos sería ideal, dos genios
juntos.
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