Desde hace varios años colaboro
con la Fundación Española de Contracepción y la Universidad de Alcalá de
Henares en el Máster en anticoncepción y salud sexual y reproductiva. Imparto
una lección sobre Desigualdades sociales en salud, en la que explico cómo hay
factores sociales que determinan el grado de salud y enfermedad, tales como la
pertenencia a una clase social, el género, la etnia o el territorio geográfico
donde uno viva.
Incido principalmente en el
factor económico, que es el que determina fundamentalmente la clase social o
posición social. Desde los años 80 hay evidencia científica de que los que
pertenecen a una clase social alta, con altos ingresos económicos, viven muchos
más años y enferman mucho menos que los que pertenecen a una clase social baja.
Esto traducido a años de vida puede suponer una diferencia entre 15 o veinte
años. Esa evidencia ha logrado que muchos gobiernos europeos, entre los que se
encuentra el español, hayan realizado estudios científicos para constatar esa
información y como consecuencia diseñar estrategias y políticas de igualdad.
Ayer impartía esa lección en
Madrid, en la IV edición del Máster, y conforme avanzaba las explicaciones me
fui indignado cada vez más, pues si hay conocimiento científico que avale las
grandes desigualdades de salud que hay entre los individuos y hay aprobadas
políticas de igualdad, por qué entonces no se aplican y se destinan los medios
necesarios para evitar esas diferencias que causan miles de enfermedades y
muertes al año.
Eso se llama: INJUSTICIA SOCIAL.
Los ricos siempre cagaron más duro y los pobres tuvieron siempre mucha cagalera.
ResponderEliminarAhora toman fibra y van más ligeritos.
EliminarMe has recordado una pintada de hace muchos años que decía: "Si la mierda valiera dinero los pobres nacerían sin culo".
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