El ensayo se inicia con un capítulo sobre las transiciones frustradas describiéndonos
cuál es la situación de este grupo social y el papel que están cumpliendo las
instituciones, incidiendo en los cambios que les han afectado en los últimos
años: desinstitucionalización, diferenciación e individualización. En este
primer capítulo también es interesante la deconstrucción del concepto
“generación ni-ni”, así como la evolución de los conceptos “mileurista” y “mileurismo”
a los de “miseurista” y “miseurismo”, lo que le permite ahondar en la
precariedad económica de los jóvenes españoles y europeos. El segundo capítulo
aborda la confianza social y descomposición del tejido social juvenil. Parte de
la ruptura de consenso social europeo, logrado tras la segunda guerra mundial,
en el que se fijaron las responsabilidades de todos los ciudadanos para
conseguir un desarrollo económico y social y avanzar en la vida democrática.
En el
siguiente capítulo analiza la desafección sociopolítica juvenil,
que la basa en el desinterés por la política y la lejanía de los asuntos
políticos, la pérdida de las coordenadas ideológicas tradicionales, la falta de
fe en el sistema político y en los políticos, y la falta de participación
política formal e informal. La apatía social y política de los jóvenes es
planteado desde la complejidad de los sistemas sociales actuales junto a una
saturación informativa. Otro tema que analiza con profundidad y rigurosidad es
el de la religión en la juventud, comienza con el proceso de secularización
desde la perspectiva sociológica clásica (Durkheim y Weber), fundamentándola
posteriormente con datos empíricos actuales, entre los que destaca el que la
generación selfie es la juventud
europea a la que menos le importa la religión.
Finaliza el
ensayo con un capítulo dedicado a lo que él denomina “generación selfie”, contemplándola desde
diferentes perspectivas sociológicas: los guetos sociales de Lipovetsk y, las
tribus ensalzadas de Maffesoli y las comunidades fluidas de Bauman. Su estudio
representa a un colectivo que deposita cada vez más su confianza, sinceridad y
fidelidad en la familia y en los amigos; para los que es muy importante la
comunicación con los suyos y el divertirse; y cuyo rasgo principal es el de ser
consumista.
Después de
leer este texto uno puede ver el presente y el futuro de los jóvenes españoles
con una gran incertidumbre e inseguridad, sin embargo el autor pone el acento
en el cambio que se está fraguando en este colectivo “con una participación real
en un destino común”, que no somos conscientes, pero que está ahí. Ojalá sea
para bien, yo también confío en ello.
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