Los intelectuales nunca mueren. Una aproximación sociohistórica
(1900-2000), de Josep Picó y Juan Pecourt, publicado por RBA (2013), es un
texto que analiza con gran rigurosidad y amplitud los avatares de la figura de
los intelectuales a lo largo del siglo XX: desde el “affaire Dreyfus”, pasando
por las diferentes posturas nacionales en Europa y en Estados Unidos; el papel
que tuvieron antes, durante y después de la Segunda Guerra mundial; las consecuencias
de la “guerra fría”; la influencia de las vanguardias; así como las diferentes
adaptaciones de los intelectuales en la universidad, en el mercado y en el
mundo de las celebridades.
Podemos observar cómo los
intelectuales han girado desde posturas reformistas, de adaptación a las
circunstancias, representando papeles de expertos o de revolucionarios. Personas
que si en un principio se implican de una manera casi personal, bien en el
cambio de las sociedades, bien asesorando a los gobiernos de turno, -ya
conservadores, ya socialdemócratas, ya totalitarios-, en los años más cercanos
se integran en grupos de presión, como think
tanks, universidades de élite o en medios de comunicación social. Se van
alejando de las universidades y se aproximan más a los intereses del mercado.
Algunos de ellos se retiran a exilios universitarios, otros a su exilio
interior ante el escepticismo generalizado.
Si al principio del siglo XX era
la cultura literaria, a través de la palabra y la escritura, quien podía ayudar
a cambiar las sociedades, a mitad de él nos encontramos con el enfrentamiento
ideológico de los liberales y los marxistas, al final es fundamental el poder de la imagen, las
nuevas tecnologías de la información y de la comunicación y el fenómeno de la
globalización. Unos los dan por desaparecidos, otros dicen que “los
intelectuales nunca mueren”.
Yo añadiría, que en los primeros
años del siglo XXI se han reforzado los que se convierten en asesores de los
grupos económicos y mediáticos, influyendo así en las actuaciones de los
gobiernos, el factor económico hace estragos. Los intelectuales ilustrados y
comprometidos son pocos, se encuentran en vías de extinción.
Al final del texto figura una
bibliografía muy específica tanto en español como en otros idiomas, lo que
permitirá al lector profundizar mucho más en el análisis de los intelectuales.
Nota: Existe otro texto, El puño invisible. Arte, revolución y
cambios culturales, de Carlos Granés, del que hice un pequeño apunte en
este blog, que juntamente con este son una excelente fotografía del mundo de la
cultura y de los intelectuales en el siglo XX.
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