Leo el último libro de Ian
Gibson: Poeta en Granada. Pasear por
la ciudad de Granada y sus alrededores siempre es muy atractivo, pero hacerlo
de la mano de Lorca, de su palabra y con sus sentimientos muchísimo más. Gibson
una vez más nos invita a que conozcamos un poquito más a Federico García Lorca.
El paseo por esta antigua ciudad
árabe me ha recordado a la maravillosa novela de Antonio Gala: El manuscrito carmesí, en ella me
enamoré de la cultura árabe. Qué pena que los cristianos en nombre de Dios,
expulsaran a ese pueblo y luego lo reprimieran de mil maneras, sobre todo
destruyendo su gran cultura y retrasando así el progreso de esta parte del
mundo.
Todo no ha sido felicidad, pues al
final de su lectura me he quedado un poco triste por el recuerdo de la muerte
de Federico, asesinado fríamente como miles y miles de españoles en esa guerra
fratricida, cruel como todas, pero de ésta desgraciadamente aún siguen sin
aclararse muchísimos de los crímenes cometidos y con miles de seres queridos enterrados en las cunetas. Me encontraba en estas cuando me
llega la información de que el periodista Federico Jiménez Losantos dice que
cuando ve a los dirigentes del partido político Podemos solo piensa en pegarles
unos tiros (más o menos). Qué miedo me
dan esas palabras, estos pistoleros son los que crean los climas para que luego
algunos elementos aprieten el gatillo. Ayer un familiar cercano nos decía que
los de Podemos cuando tengan el poder van a ir casa por casa pegando tiros a
los que no piensen como ellos. Estos comentarios me dan atemorizan, me
horrorizan, no puedo con la violencia, se empieza con la verbal y nunca se sabe
cómo puede continuar.
Las pistolas,
Qué miedo me dan las pistolas.
La sangre derramada,
Qué horror, qué pena,
La sangre derramada.
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