Introducir el pensamiento
filosófico a través del comic me parece una idea muy interesante, sobre todo
para jóvenes lectores, aunque también para los no tan jóvenes. Acabo de leer
una adaptación gráfica de la vida de Nietzsche, basada en La inocencia del devenir de Michel Onfray e ilustrada por
Maximilien Le Roy. Los dibujos de este último son fantásticos, sobre todo los
relacionados con la tortura interna que sufrió el gran filósofo, transmiten con
una furiosa fortaleza su lucha interna y su pasión por la búsqueda del ser.
La lectura de los pensamientos de
Nietzsche me ha llevado a los míos en mi juventud, cuando me planteé la
confesionalidad religiosa, la profesión, el matrimonio, el qué hacemos en este
mundo, las contradicciones y las dudas de la vida cotidiana, y muchas más
cosas. De esa lucha, confrontación perpetua, soy lo que soy; en sus palabras,
soy un ser de experiencias. Experiencias que me han ido conformado a lo largo
de mi vida, basadas muchas de ellas en mi deseo de libertad, de no ser sumiso,
de no dejarme arrastrar por ideas, creencias o certezas. Ya he pasado la
barrera de los sesenta y continúo pensando, pensando.
Así mismo, siempre he considerado que el pensamiento
debe ir acompañado de acción, si no es así, para qué sirve pensar. La acción
puede ser individual o social, pero estimo que hay que actuar. Esa unión entre
pensamiento y acción es lo que nos hace ser actores implicados en este mundo
que nos ha tocado vivir. Yo, personalmente, voy a seguir pensando y actuando
con todas mis dudas y contradicciones.
Volviendo a la lectura del texto
citado, he pasado unos momentos muy placenteros, gracias a los filósofos y a
los dibujantes de cómics.
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