En principio las instituciones
sociales las construimos los individuos para satisfacer nuestras necesidades y
para lograr el mayor bienestar de las personas, sin embargo si uno observa con
un poco detenimiento ve como la mayoría de ellas responde a los intereses de unas
pocas elites, que se suelen corresponder con los que ocupan los centros de
poder. Por ejemplo, las instituciones económicas están controlados por unos
pocos grupos económicos, que nos imponen sus criterios de producción, consumo,
retribuciones salariales, gasto energético, etc. Las instituciones sanitarias
que se crean para que tengamos más salud o suframos lo menos posible, logra
todo lo contrario, se inventan nuevos medicamentos, pero solo están al alcance
de los que tienen dinero, o tienen redes sociales/familiares que permiten su
disponibilidad. O las instituciones educativas, cuya misión es elevar el nivel
de instrucción de los ciudadanos, y contemplamos como su accesibilidad, sobre
todo la educación superior, está siendo más restringida, y el futuro se prevé
más todavía, adaptándose a las necesidades del mercado más que a las
individuales o sociales. Así podría seguir con muchas más instituciones, como
las religiosas (guerras de religión), las culturales (imposiciones de las
industrias culturales), las políticas (políticos que representan a mínimos
porcentajes de población), las sindicales (apartados de las necesidades de los
trabajadores más necesitados)…, no lo voy a hacer, solo quería poner en
cuestión el papel de las instituciones sociales actualmente.
Si seguimos por este camino, los
tiempos futuros no se presentan muy halagüeños para la mayoría de los seres
humanos, pues el papel principal de las instituciones es cohesionar las
sociedades, y si no cumplen su función prevista, el conflicto está en las
puertas. La podredumbre de las instituciones es muy preocupante, cada día nos
levantamos con noticias que nos hablan de ello, con informes técnicos que nos
alertan sobre lo que acontece, con nuestras propias vivencias para encontrar trabajo,
o simplemente para poder vivir en paz y tranquilidad. Es tal la cantidad de información que recibimos que estamos como si fuéramos inmunes, aceptamos casi todo con una gran pasividad. El riesgo de
desestructuración social que estamos viviendo es alarmante, es urgente que nos
pongamos en marcha todos y cada uno de nosotros en nuestro entorno social y
laboral, cuestionando la situación, debatiendo y reflexionando conjuntamente, y
proponiendo soluciones. Las instituciones sociales están diluyéndose para
satisfacer los intereses de unos pocos, llevando consigo la destrucción de
muchos años de lucha, no deberíamos consentirlo. Construyámoslas nosotros, no
las dejemos en manos de las elites. No es difícil, es cuestión de voluntad.
Como decíamos cuando éramos
jóvenes: La revolución empieza por uno mismo. Salud.
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