Hace unos días en clase de teoría
social expliqué a mis alumnos de 1º de Gestión y Administración Pública
aspectos referidos a la desviación social y al control que ejerce la sociedad
ante el incumplimiento de las normas establecidas. Al día siguiente como
práctica dividí a la clase en varios grupos para que discutieran entre ellos
sobre la pena de muerte y establecieran unos criterios a favor y en contra de
ella. Posteriormente se formaron dos grupos con representantes de los
anteriores grupos, y de ahí salieron cuatro alumnos para defender unos los
criterios a favor y otros los opuestos.
Los criterios elegidos fueron los
siguientes:
A favor: 1) En algunos casos es
una sentencia justa. 2) Las víctimas se verían saciadas con la sentencia. 3)
Evitaría que el delincuente disminuyera sus penas y acabe libre. 4) El
delincuente no supondrá gasto para el Estado. 5) Si se teme al castigo se
temerá a delinquir.
En contra: 1) No se da opción a
la rehabilitación. 2) Moralmente incorrecto, atenta contra el derecho a la
vida. 3) Se evita el riesgo de condenar y ejecutar a un inocente. 4) No asegura
la disminución de los índices de criminalidad en la sociedad. 5) Un crimen
puede ser perfectamente sustituible por la cadena perpetua.
Posteriormente propuse llevar a
cabo una votación secreta a favor o en contra de la pena de muerte entre todos
los asistentes a clase, lo aceptaron y participaron la totalidad de los
alumnos. Los resultados fueron estos: 50% en contra, 40 a favor y el 10% fueron
votos nulos. Es decir, 4 de cada 10 alumnos están a favor de la pena de muerte.
En principio me quedé horrorizado,
luego pensé que tenemos mucho trabajo por delante los educadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario