De botellón en París, en el Sena |
Un no sé qué de
clochard místico o perdido
por una ciudad de luz o de silencio
siento, mientras, a veces, deambulo
por el absurdo del hombre, por mi absurdo,
o por la paradoja de un mundo
en el que la conciencia se encenaga.
Bufo o serio, ser o nada.
Dibujo rostros extremadamente
nebulosos y pienso que la realidad,
mi realidad, es literatura,
es decir, invención. Lo real no existe.
La angustia es sueño y el sudor
en la sombra solo es una respuesta
del cuerpo a la orden mal dada.
Me quedo con el saxo de Charlie Parker
en París, con el paseo de la Maga,
con el aire que se quiebra en las esquinas
de ciudades construidas con materiales celestes
en siglos remotos, con la luz del verano
que se prende en los ojos, con mi mano
entre tus muslos para sentir
la verdad de la existencia, la luz
que alumbra el rostro, tu ser
de dulce beso en mi horizonte, no en mi frente.
ANTONIO ILLÁN por una ciudad de luz o de silencio
siento, mientras, a veces, deambulo
por el absurdo del hombre, por mi absurdo,
o por la paradoja de un mundo
en el que la conciencia se encenaga.
Bufo o serio, ser o nada.
Dibujo rostros extremadamente
nebulosos y pienso que la realidad,
mi realidad, es literatura,
es decir, invención. Lo real no existe.
La angustia es sueño y el sudor
en la sombra solo es una respuesta
del cuerpo a la orden mal dada.
Me quedo con el saxo de Charlie Parker
en París, con el paseo de la Maga,
con el aire que se quiebra en las esquinas
de ciudades construidas con materiales celestes
en siglos remotos, con la luz del verano
que se prende en los ojos, con mi mano
entre tus muslos para sentir
la verdad de la existencia, la luz
que alumbra el rostro, tu ser
de dulce beso en mi horizonte, no en mi frente.
(Dedicado a José María Bleda y Marta Aguilar)
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