Ayer comencé el día leyendo la
novela de José Luis Sampedro: La vieja
sirena, cuya trama gira alrededor de una mujer egipcia en el siglo III. A
media mañana me desplacé a mi Facultad y fui a recoger un libro que había
pedido sobre la mujer en el mundo árabe (La
cara oculta de Eva: la mujer en los países árabes), de la escritora Nawal
El Saadawi, que al encontrarse ya prestado no pude coger, sin embargo, el
bibliotecario me dijo que había otro de la misma autora: Mujer en punto cero, el cual me llevé para leerlo el fin de semana.
Camino de una conferencia organizada por la Comisión de Mujer y Ciencia de la
Facultad, en la que iba a intervenir una mujer policía de alto rango dentro del
Cuerpo Nacional de Policía (CNP), empecé la lectura del texto de Nawal, trataba
también de una mujer egipcia del Siglo XX, esta asociación de las dos novelas me
llamo muchísimo la atención.
La conferencia impartida por María
Pilar Allúe Blasco, Subdirectora General de recursos humanos y formación del
CNP, se centró en el papel de las mujeres en esa organización. Ella es una de
las primeras mujeres que ingresó en la policía española a finales de los años
70. Describió como las mujeres en ese cuerpo siguen siendo minoría, como son
aún más minoría en los puestos de dirección, pero como cada vez más van adquiriendo
más peso en número y en responsabilidad. La lucha que han llevado, desde la
utilización de un lenguaje inclusivo hasta el impedir la feminización de
ciertas tareas que querían que cumplieran las mujeres específicamente. Fue muy
interesante ver el interés que despertaba entre los estudiantes de Derecho, la
mayoría mujeres.
Al finalizar me fui a mi despacho
a continuar con la lectura de la Mujer en
punto cero, la atracción seguía. Después de mi siesta habitual volví a la
narración de las mujeres egipcias, la escritora y la protagonista de la novela, y
no paré hasta que la finalicé. Me ha parecido extraordinaria, plantea cuestiones
muy impactantes: ¿La prostitución de las mujeres en ciertas sociedades puede
ser una liberación para ellas? ¿Los hombres son tan violentos sin distinción de
clases, o de nivel económico o educativo? ¿Detrás de la ternura puede existir
violencia? ¿Las personas se prostituyen en sus trabajos diarios? ¿La violencia
puede estar justificada? ¿Detrás de los que tienen el poder puede ocultarse la
debilidad? Y muchas más preguntas te asaltan continuamente a tu mente.
Para finalizar el día me fui a
dar un paseo con mi compañera y nos encontramos con una amiga y su hija, con
las que nos fuimos a tomar una cerveza. La conversación giró, no podía ser de
otra manera en ese día, sobre los roles de las mujeres hoy en día, y sobre las
actitudes y comportamientos tan diferentes entre las mujeres de unas edades y
otras. Por ejemplo, la madre reprochaba a la hija que no renunciara a darle el
pecho a su hijo a las horas que él le demandara y hasta cuando él rechazara el
pecho, para la madre (feminista) eso le parecía una renuncia a la libertad de
la mujer.
En fin, un día entre mujeres, que
disfruté de lo lindo. Hoy seguiré con La
vieja sirena.
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