Retrotopía es la obra póstuma del
gran sociólogo Zymunt Bauman. Su tesis principal es que dada la incertidumbre
existente en todos los ámbitos de la sociedad se está dando una mirada hacia atrás
idealizando mundos pasados, perdidos o robados.
Bauman es un sociólogo que
ha basado sus análisis sociológicos teniendo en cuenta no solo al gran abanico
de teorías sociales, sino a las investigaciones empíricas más actuales. Ha sido
un analista no teórico, fundamentando sus opiniones con datos contrastados. He
leído parte de su obra y siempre me ha parecido una persona preocupada por la
sociedad de la que formaba parte y trataba de encontrar formas para mejorarla, cuestionando
lo que, para él, funcionaba mal, pero aportando escenarios posibles. Si es
verdad, que en este último texto hay una permanente neblina de pesimismo,
cuestión esta que cada día está más presente en la vida cotidiana de gran parte
de la humanidad, sin embargo al final no tira la toalla y considera que aún
estamos a tiempo de construir una sociedad más igualitaria, solidaria, integral…
donde desaparezcan las suspicacias mutuas, los intereses contrapuestos, las
rivalidades y los conflictos. Ahí es nada, la utopía de Tomás Moro vuelve a
hacerse visible.
No obstante, antes de llegar a
ello nos habla de que el proceso civilizador, que nos presentó Norbert Élias,
no ha evitado que el ser humano siga siendo violento (por naturaleza), o como
dijo Erving Goffman se ha dado suelta al animal que llevamos en nuestro
interior. Nunca el ser humano ha sido tan violento como el actual, ni ha sido
tan depredador de su propia especie. Es decir, la humanidad vuelve por sus
fueros hobbesianos donde el hombre es el lobo del hombre. Violencia ilegítima y
legítima: las guerras, los conflictos armados, los conflictos nacionalistas, la
destrucción del planeta, el terrorismo suicida, el divorcio entre la política y
el poder… es decir, una guerra de todos contra todos.
En Retrotopía aborda la vuelta a
las tribus donde nadie tiene en cuenta a los otros, no se escuchan los unos y
los otros, lo mío es lo válido, lo tuyo no me importa, además de que estás equivocado.
Escenarios que se dan no solo a nivel global, nacional o local, sino también en
lo más cercano a los individuos. La palabra progreso casi ha desaparecido, los
miedos y los temores a un futuro incierto se hace cada día más palpable, hace
herida en la mente de todos, pero sobre todo en la de los más jóvenes. Los
millennials “son la primera generación de la posguerra que expresa un temor a
retroceder (en vez de avanzar) en estatus social con respecto al alcanzado por
sus padres” (p. 62).
Bauman nos cuenta como hay
también una vuelta a la desigualdad, como el Estado del Bienestar está
destruyéndose, lo que implica que la pobreza está aumentando, incluso en las
sociedades más ricas; la riqueza la está acaparando un 1% de la población más
rica. Ante ello el defiende como salida a la desaparición del trabajo una renta
básica, ”ya que ésta promueve la inclusión en vez de la exclusión, y la
solidaridad y las integraciones sociales en vez de la precarización de los
vínculos solidarios y la división social” (p. 111).
Su análisis social no es muy
positivo sobre las sociedades del futuro, pero insiste parafraseando al Papa
Francisco en que: “si hay una palabra que tenemos que repetir hasta cansarnos
es esta: diálogo” (p. 159). Pues eso, dialoguemos hasta hartarnos, que falta
nos hace.
Se nos ha ido este gran sociólogo,
esta gran persona, pero nos ha dejado una gran obra, esta última es la que a mí
más me ha gustado. Podría convertirse en un libro de cabecera de los
sociólogos.
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