Los dos últimos ensayos que he
leído han sido: Las manos de los maestros,
de JM Coetzee, y, Los últimos mohicanos,
de Manuel Vicent. Ambos llegaron a mis manos en el día del libro, uno fue un
regalo, el otro seleccionado por mí. El azar ha querido unirlos para que su
lectura fuera realizada en el mismo tiempo (la primavera) y en el mismo espacio
(Sevilla).
Estos textos tienen en común que
son ensayos sobre personajes que han contribuido a la literatura con obras
magníficas; si bien, el de Vicent se centra más en el periodismo español, y el
de Coetzee en escritores de todo el mundo. Por supuesto, que son muy
diferentes, tanto en extensión como en profundidad y rigurosidad. Aunque cada
uno, en su ámbito, ha tenido para mí un gran interés. Lo que más me ha atraído
han sido sus análisis críticos (a veces, con una hendidura casi de bisturí) a la persona en cuestión, incidiendo en la psicología de los mismos
y en el entorno social en el que les ha tocado vivir.
Vicent es más cercano, nos aproxima
a personajes más conocidos por nosotros (los españoles), aunque para mí alguno
de ellos totalmente desconocido, como por ejemplo el dibujante Luis Bagaría, o
el pícaro Pedro Luis de Gálvez. Lo hace de una manera muy clara y, en muchas
ocasiones, divertida. Son parte de la España del siglo XX. Coetzee es mucho más
profundo, con una crítica muy mordaz, pero muy atractiva. Su lectura tiene que
ser pausada, hay que volver a su relectura muy a menudo, para poder disfrutarla
con intensidad, con más sobrecogimiento; son autores de casi todos los continentes.
Como no podía ser de otra manera
la lectura de estos dos grandes literatos me ha hecho disfrutar muy buenos
ratos, no sé cómo podría ser este mundo sin literatura.
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