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lunes, 30 de abril de 2012

El análisis de la sociedad desde el cómic español

En otras entradas de este blog he comentado cómo el cómic puede ser, de hecho lo es, un analista de lo que acontece en la sociedad. Su principal aportación es su manera de transmitir la información, el conocimiento, de una manera artística, de una manera divertida, con pocas palabras y con imágenes muy pedagógicas. Un ejemplo más de ello es la aportación de Paco Roca con su historieta, que publicó el País Semanal hace unas semanas, titulada “Crónica de una crisis anunciada”, donde nos da su visión de la situación económica mundial con sus repercusiones en la vida social e individual, denunciando sobre todo la manipulación del sistema financiero.

lunes, 16 de abril de 2012

Hay alternativas para el cambio del mundo

El último libro del sociólogo francés Edgar Morin, La vía. Para el futuro de la humanidad, editado por Paidós (2011), contiene un capítulo denominado “Medicina y salud”. En él lleva a cabo un análisis del sistema sanitario, sobre todo de la medicina occidental, reconociendo de esta última sus grandes aportaciones y ventajas en la elevación del nivel de salud, sobre todo en los países más desarrollados, pero cuestiona sus límites, carencias, contradicciones y aspectos negativos. En ese análisis hace unas propuestas de vías de reforma bastante interesantes. Una de ellas es la propuesta de la toma de conciencia sobre la pluralidad y diversidad de las medicinas, abogando por la necesidad de que las diferentes medicinas estén comunicadas entre sí, y que la medicina occidental deje de considerarse la única verdadera y excluyente (la acción comunicativa habermasiana).
Aparte del citado capítulo, el ensayo contiene otros sobre democracia, economía, educación, agricultura, consumo, trabajo, familia, condición femenina, muerte, etc.
Este es uno de los libros, que en el momento actual ofrece soluciones, alternativas para ayudar a que los individuos puedan vivir mejor, que en definitiva es una de las cuestiones por las que aparece la sociología y debemos hacer los sociólogos.

Sociología aplicada a la salud

Durante más de treinta años he llevado a cabo varias investigaciones sociológicas para detectar la opinión y el grado de satisfacción de los usuarios  de la sanidad pública (pacientes, familiares, profesionales), que me solicitaban desde el propio sistema sanitario público.
Para esos análisis he utilizado técnicas cuantitativas (encuestas por correo, por teléfono, en el propio servicio de atención sanitario…), que generalmente nos facilitaban tanto datos cuantitativos como cualitativos. Sin embargo, los gestores sanitarios (políticos, gerentes) sólo se fijaban y utilizaban los datos cuantitativos, sobre todo para informar a la opinión pública de que su gestión era positiva, que la tendencia iba en la línea de mejoramiento, de satisfacción por los usuarios. Cuestión esta que así era realmente, pues el esfuerzo que se ha hecho en nuestro país en mejorar la cantidad y la calidad de la atención sanitaria ha sido muy importante. No obstante, en los últimos años cambié las técnicas cuantitativas por las cualitativas (grupos de expertos, grupos de discusión, entrevistas en profundidad), ya que considero que lo que aportaban los anteriores estudios sólo servían para que los políticos y los gestores se sintieran satisfechos de su gestión, pues generalmente no actuaban en los referente a los aspectos de calidad, que desde mi perspectiva era donde se deberían haber adoptado las políticas sociales y sanitarias.
Desde la sociología se debería promover más los estudios cualitativos, que conllevaran propuestas de actuación y no sólo números, cifras (la cuantitofrenia dichosa), con el fin de que los responsables políticos adecuaran sus políticas a las necesidades reales de la población, sin olvidar que los análisis tienen que ser racionales y críticos.

miércoles, 11 de abril de 2012

Lo social del arte, tres novelas para vivir


En el último mes han pasado por mis manos tres espléndidas novelas que me han hecho vivir momentos de humor, de tragedia, de belleza, de muerte, de lucha, pero sobre todo han sido muchas horas de  vida y, por encima de todo, de belleza. Tres textos escritos en diferentes años, desde los cincuenta del siglo pasado hasta primeros del siglo actual, todos ellos son novelas sociales que nos describen y analizan la sociedad de esa manera tan intensa que sólo lo saben hacer los buenos escritores.
El primero de ellos, Las tesis de Nancy, de Ramón J. Sender, nos traslada a  la España de los años 50, donde una norteamericana se desplaza a Sevilla para hacer su tesis doctoral. En clave de humor el autor nos va reflejando ciertos comportamientos y actitudes de algunos sevillanos y los equívocos lingüísticos que surgen en su relación con la doctoranda. La primera vez que leí esta novela fue por los años setenta, en aquel momento no paré de reír desde la primera página hasta la última, cuarenta años después me ha ocurrido lo mismo. Si bien esta vez el trasfondo social lo he comprendido muchísimo mejor.
Sefarad, de Antonio Muñoz Molina, es otra de las obras que me han hecho vibrar, especialmente por su manera de reflexionar sobre lo social desde el subconsciente individual de personajes que han tenido una vida, casi siempre muy trágica, pero muy plena e interaccionada con su entorno social y familiar. Personalmente ha sido mi gran descubrimiento, hacía mucho tiempo que no leía una obra literaria tan artística como ésta. La he leído muy despacio, muy despacio, para saborearla como si fuera un buen vino, deleitándome página a página, minuto a minuto, no tenía prisa por terminarla.     
La tercera novela ha sido la de Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos, un escritor colombiano que nos acerca a la feroz Colombia de los años setenta y ochenta, con todo su dramatismo de una sociedad violenta, donde a los intelectuales y a las buenas personas les era tan difícil sobrevivir. Es una obra desgarradora, su análisis crítico social es sociológico, político, social, pero fundamentalmente humano. Nos avisa, en voz de su padre, de lo que puede acontecer si el hombre pierde el punto de vista del bien común, de la solidaridad y de la libertad; de cómo las instituciones están para servir a los individuos, no al contrario como la mayoría de las veces intentan imponernos, por supuesto los que las dominan.
De la lectura, disfrute y placer de estas obras hay dos aspectos que quiero destacar. Por un lado, su introspección de lo social, de cómo los humanos nos dejamos arrastrar por las estructuras e instituciones dominantes y cómo sólo unos pocos son luchadores, que generalmente acaban derrotados, si bien su germen continúa para las futuras generaciones gracias a que esta herencia cultural nos la trasmiten generalmente los escritores. El segundo aspecto a resaltar es el de la belleza de la literatura que emana de estas novelas; la literatura es un arte y el arte es bello.
Doy las gracias a mis amigas Carmen (de Ibros) y Nuria (de Toledo) por haberme dejado estas maravillosas obras, haber pensado que con ellas iba a pasar muchas horas de mi vida de una manera placentera, además de recordarme de cuáles son los valores universales verdaderamente importantes.